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Accidentes en la Atlixcáyotl

Fauna Política
En Mazarik cuidado con la S
Por Rodolfo Herrera Charolet
En algunas carreteras poblanas podemos observar que, sin causa justificada tras haber recorrido una prolongada recta e iniciar otra, existe un par de curvas que forman una S. Esa caprichosa forma de construcción de la carretera se debe, según los conocedores del asunto, a que una curva se paga a mayor costo, lo cual se traduce en utilidades para el constructor y quien autorizó la obra es un amigo o socio. En esta dinámica, fueron construidas carreteras con curvas que no tenían motivo aparente y que representan un peligro para los conductores, en donde más de una veintena han perdido la vida.
Este comentario lo recordé recientemente, cuando los noticieros y medios de comunicación dieron cuenta de los fatales accidentes que han ocurrido en la vía Atlixcáyotl, específicamente en el tramo en donde se localiza “Plaza Mazarik” y que coincidentemente también fue creada una curva sin aparente justificación, el exceso de velocidad y falta de pericia a cobrado vidas.
En menos de 30 días, al menos cinco accidentes han ocurrido, solo como ejemplo recordamos que el martes 16 de febrero de 2010 a las 16 horas, un conductor a bordo de un New Beetle que conducía a exceso de velocidad, perdió el control y chocó contra vehículos estacionados, matando en su trayecto a un franelero que contaba con 60 años de edad e hiriendo a otras tres personas que caminaban sobre la banqueta en el momento del impacto.
El viernes 19 de febrero al filo de las 5 de la mañana un joven de aproximadamente 25 años a bordo de un neón terminó abajo de un tráiler que se encontraba estacionado, el conductor conducía a exceso de velocidad y en estado de ebriedad y con una botella de ron a su lado. Los paramédicos tardaron más de media hora para librarlo de la chatarra retorcida y posteriormente trasladarlo al hospital.
Si bien es cierto que el exceso de velocidad y el conducir en estado de ebriedad son algunas de las causas que provocan accidentes, también lo es que la obra pública debe realizarse adecuadamente. En lo que va del año, al menos 20 accidentes de gravedad han ocurrido en tres de las principales avenidas de la zona conurbana; bulevar Bicentenario (Atlixcáyotl), Vía Quetzalcóatl (Recta Cholula) y Periférico “Ecológico”.
En la mayoría de estas obras falta infraestructura urbana y señalamientos adecuados, la obra civil presenta deficiencias en el diseño original y el crecimiento urbano que ocurre al realizar o mejorar estas vías de comunicación, rebasan en mucho la planeación ejecutada. Además de los problemas específicos que se relacionan con estas obras públicas, debe sumarse la falta de civilidad y respeto vial, el descuido y sobre todo, la irresponsabilidad de conductores que en nada aportan en beneficio de su vida y la de otros cuando a bordo de un vehículo dan rienda suelta a sus deseos reprimidos o desahogan sus frustraciones, lo cual ha provocado el luto en más de una decena de hogares.
Considero prudente señalar que se requiere una verdadera obra de ingeniería, condimentada con talento y honestidad, para resolver los problemas viales que presentan dichas obras. Intensificar la vigilancia y sobre todo, hacer cumplir la ley, porque también ha ocurrido que muchos de los infractores que conducen sobre estas avenidas, lo hacen con gala de sus influencias, no importando que en su loca carrera e irresponsabilidad dejen como testigos mudos de sus fechorías, el recuerdo de muertos sobre el pavimento y el llanto de sus deudos.
Por lo pronto recomiendo a los poblanos, que conduciendo por la vía Atlixcáyotl o bulevar Bicentenario, por la Quetzalcóatl o Recta y a lo largo del Periférico “Ecológico”, lo hagan con precaución y tomar con mesura esas fatales S, que sin duda se han convertido en los verdugos de la vida, sin distinguir colores partidistas, religión o nivel social. Porque bien dice el refrán, “la muerte no es joven ni vieja” y “la vida no retoña”. El filósofo de mi pueblo afirma que “hasta los coches lujosos en los accidentes se convierten en chatarra”.
¿O no lo cree usted?

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