Fauna PolĂtica
Por Rodolfo Herrera Charolet
El lunes 9 de junio del 2008, los representantes de los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo del Estado Libre y Soberano de Puebla se dieron cita en un salĂłn del Centro de Convenciones de la Ciudad de Puebla, en donde los representantes firmaron el acuerdo de CoordinaciĂłn e InstalaciĂłn de la ComisiĂłn Ejecutiva para la ActualizaciĂłn y ModernizaciĂłn de la ProcuraciĂłn y AdministraciĂłn de Justicia del Estado.
Este convenio, no es otra cosa, más que iniciar los trabajos que se deben realizar en el marco de las reformas constitucionales recientemente hechas y que ordena a las legislaturas de las entidades, adecuar sus leyes secundarias a fin de garantizar la garantĂa otorgada.
El Estado de Puebla se convirtiĂł, con este evento, en la primera entidad del paĂs en promover una Reforma integral al Sistema de Justicia, con el objeto de aplicar un nuevo modelo que permita una mejor seguridad pĂşblica, abatir la impunidad, generar y recuperar la confianza ciudadana en sus instituciones, partiendo de un principio constitucional que ha sido aprobado recientemente y que garantiza al individuo la presunciĂłn de inocencia.
La presunciĂłn de inocencia o principio de inocencia es un poderoso baluarte de la libertad individual, en donde la autoridad es acotada en su actuaciĂłn para poner freno a los atropellos que se provocan por la “culpabilidad por sospecha” y proveer a la necesidad de mayor seguridad jurĂdica.
Si bien es cierto que la DeclaraciĂłn Universal de Derechos Humanos establece que "Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio pĂşblico en el que se hayan asegurado todas las garantĂas necesarias para su defensa”, en la práctica se presentaron confusiones, puesto que a conveniencia del Estado, entendĂa que se iniciaba una causa penal justamente porque se presumĂa la culpabilidad del imputado.
El presidente de la ComisiĂłn de Justicia del Congreso de la UniĂłn, diputado federal CĂ©sar Camacho Quiroz, en alusiĂłn a la firma del convenio, reconociĂł al gobierno del Estado, por la voluntad polĂtica de ponerse a la vanguardia de la ActualizaciĂłn y ModernizaciĂłn de la ProcuraciĂłn de Justicia. Puesto que, no obstante que ha quedado establecido en la ConstituciĂłn Federal, el nuevo ordenamiento requiere del impulso y apoyo de los poderes de las entidades, para hacer realidad dicha garantĂa.
El documento firmado es el punto de partida para promover la Reforma en materia penal y de seguridad pĂşblica, aprovechando la experiencia que Puebla tiene en esta materia con sus programas de protecciĂłn a las vĂctimas de delitos y la creaciĂłn del Centro de MediaciĂłn.
La Reforma Judicial aprobada por el Congreso de la UniĂłn y veinticuatro legislaturas pretende pasar de un sistema inquisitivo –detener para investigar- a un acusatorio –investigar para detener-que respeta los derechos ciudadanos.
Quizás la firma del convenio es un mero formulismo, pero necesario para entender que a partir de ese momento el gobierno debe trabajar en esa lĂnea. Es el primer disparo de arranque de un maratĂłn de reformas legales que deben realizarse en la entidad, aprovechar el momento para reformar de fondo las instituciones que se han rezagado y aportar todos los instrumentos jurĂdicos en beneficio de la colectividad.
Pero en este marco de referencia y actuaciĂłn, la novatez, el enfado o el capricho, hizo presa de algunos legisladores, que deseando reflectores han olvidado el principio fundamental de su representaciĂłn. En donde el bien colectivo se sobrepone al interĂ©s individual. Lamentable que 4 legisladores de los 41 que fueron invitados y 11 que asistieron al evento, se salieran del recinto, por no haberse sentado en un lugar distinto al asignado. Los diputados llamados de oposiciĂłn, como una forma de allegarse comentarios o hacer presencia ante los medios de comunicaciĂłn, denostaron el evento. Lamentable actuaciĂłn de legisladores, cuando el paĂs y los ciudadanos requerimos de reformas legales de fondo y cuando el fantasma de la descomposiciĂłn social carcome la entrañas del Leviatán mexicano, poniendo en tela de juicio la representaciĂłn popular.
Que si las opiniones de legisladores fueron incluidas en el documento firmado, que si la silla estaba acojinada o fue de vinil en lugar de terciopelo, que si les tocó un bloque de la izquierda a la entrada del recinto o que si les todo el lado derecho del fondo sin salida, no justifica la estrechez de visión pública ante el alcance del convenio firmado, puesto que el legislador de la LVII legislatura del H. Congreso del Estado será medido por el tamaño de su obra y no del lugar que hubiere ocupado en un recinto de evento cualquiera. De antemano sabemos, por experiencia propia, que las iniciativas de reforma partirán de los otros dos poderes y tocará al legislativo colocar las comas o modificar algunas de las palabras, para finalmente aprobarlas.
AsĂ en este marco de referencia y arrojos polĂticos al descubierto, el salĂłn “La Luz” dio a luz un acuerdo de voluntades, que quizás se vio empañado por un “lapsus del capricho” de algunos de sus protagonistas, que sin duda, deberán de superar con trabajo, desde luego en beneficio colectivo.
¿O no lo cree usted?
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