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Los UDLAP causaron caos en la Recta

 


Fauna Política

Legítima la protesta social

Por Rodolfo Herrera Charolet

Diversos medios periodísticos, en su mayoría proclives a cubrir las fuentes del gobierno del Estado o que arrastran algunas fobias en contra de la Fundación, dieron importancia al malestar ciudadano que causó la obstrucción de la Recta, causada por la protesta de estudiantes que se inconforman en contra del gobierno del Estado por su intromisión y asalto del campus universitario, ocurrido el 29 de junio de 2021.

Con diversos calificativos fueron señalados los estudiantes, que en legítima defensa protestaron el primero de febrero de 2022, al marchar por una importante vía  de comunicación, en donde miles de conductores se trasladan a diversos puntos de la ciudad capital o salen de ella.

Ante una autoridad arbitraria y una sociedad indiferente, no existen hasta ahora medios para lograr sensibilizarlos de los verdaderos problemas que en el fondo existen y que motivan la protesta.

La protesta social es un elemento esencial para la existencia y la consolidación de las sociedades democráticas y se encuentra protegida por la declaración de los Derechos Humanos mundialmente conocidos. Los derechos a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación están garantizados por la Constitución y desde luego por la mencionada declaración.

La protesta también juega un papel central en la defensa de la democracia y los derechos humanos. Gracias a este medio se hace posible el libre juego democrático. Aun cuando se puede hacer en forma individual, también se hace colectiva, la cual está dirigida a expresar ideas, visiones o valores de disenso, oposición, denuncia o reivindicación. Como ejemplo tenemos el despojo del que fue objeto la comunidad universitaria de su espacio educativo, de la interrupción de las fuentes de trabajo y del daño causado al prestigio acumulado, que ha sido construido a lo largo de muchos años de esfuerzo.

Esta protesta, que evidencia a un gobierno autoritario y entrometido en un asunto entre particulares, con notoria influencia de actores políticos que tienen relación directa con el origen del problema. Justifica una medida desesperada y poco aceptada de marchar por una calle y en su caso manifestar públicamente un rechazo.

Existe una interconexión entre el derecho a la libertad de expresión y el derecho de reunirse marchando por una avenida importante de Puebla, en donde el llamado derecho a la protesta, no excluye o acota el lugar en donde deba realizarse. Ciertamente causará alguna molestia temporal, pero esto se debe a que al marchar por una avenida, caminando, los vehículos que atrás deben reducir su marcha a la velocidad que avanza el contingente que protesta. Para protección de este contingente conductores afines o solidarios custodian, evitando que algún conductor insensible atropelle a los manifestantes.

Si los cuerpos de seguridad, viendo la caravana en su paso lento, deciden cerrar temporalmente los accesos, para dar otras alternativas de circulación. Sus acciones son en apoyo a salvaguardar la integridad y seguridad de las personas.

Sin embargo lo más importante de la protesta y en su caso la marcha pacífica efectuada, tiene un propósito concreto, en donde la movilización de la población y la formulación de sus reclamaciones y aspiraciones, facilitan la celebración de eventos que tienen por objeto ejercer influencia en la política pública de los Estados. Al respecto la Corte Interamericana de los Derechos Humanos afirma que ante la ruptura del orden institucional democrático, la protesta debe ser entendida como un medio pacífico para evitar mayores daños al entramado social y en su caso corregir esas fallas que la ponen en peligro.

En otro orden de ideas, el malestar causado a la ciudadanía, se deriva en gran parte de la indiferencia que muestran ante el problema que se presenta. En la mayoría se sienten ajenos o incompetentes en la solución de la demanda, aun cuando en parte pueden tener razón, la protesta y ese malestar es el medio para sensibilizar a un gobierno autoritario y despótico, como también a una sociedad apática y poco solidaria.

¿O no lo cree usted?

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