Fauna Política
Corrupción e impunidad
Por Rodolfo Herrera Charolet
La corrupción es una acción deshonesta que destruye nuestra confianza; en las personas, políticos o instituciones. Cuando nos enteramos de actos de corrupción en el ejercicio público, estamos tan normalizados en esa conducta, que ya no parece extrañarnos o enfadarnos, sin embargo nuestro buen juicio, nos indica que algo está mal y que debe ser cambiado. Cuando aparece un líder que afirma estar en contra de la corrupción, parece ser que nos contagia el ánimo de acabar con esa vieja práctica. Así que no resulta extraño que el principal discurso de Andrés Manuel López, presidente de la república, fuera y es, su lucha contra la corrupción; aun cuando en los hechos recicló a políticos de diversos colores partidistas con las manos sucias o con dudosa reputación. Así que el país dejó de ser la tierra de su gente, para convertirse en la tierra de oportunidad de la clase o fauna política.
Si atendemos al origen de la palabra corrupción, sabemos que ese latinajo nos informa de que todos “juntos rompemos” con la honradez, la buena reputación con otros, porque cuando se corrompe algo que es puro y honesto, se le quita esa cualidad. Así que el pueblo que no cumple con sus deberes está corrompido y si no conoce sus derechos resulta ser esclavo, masa humana manipulable por la dádiva, necesidad, complicidad o descaro.
El futuro del país resulta trágico, si además de corrupto su pueblo no conoce ni ejerce sus derechos, puesto que no existe diferencia entre lo que tiene y la barbarie.
Hermana gemela de la corrupción es la impunidad y en México el 94.8% de las denuncias quedan en el olvido o sin castigo. 2)
Por lo anteriormente dicho, puede decirse que el bienestar y el desarrollo de quienes habitan esta abstracción llamada México, no es la finalidad de quienes ejercen los cargos públicos, sino que los pone en peligro.
Sin embargo el pueblo, el ciudadano común y corriente, no está libre de esta conducta; basta con dar una dádiva o soborno para facilitar un trámite o recibir un servicio, reducir una cuota, impuesto o derecho, para que sea parte del problema.
Así el médico o maestro que le paga a otro para cubrir su turno en una institución pública o el profesional que adquiere un título sin el esfuerzo de cursar y aprobar el currículo universitario, mentir para pasar antes en una fila de espera, el que hace una fiesta privada para pasar una asignatura, dar una abultada propina para que el mesero coloque alguna substancia a una bebida de tu acompañante, entre otros muchos ejemplos, son conductas corruptas en las que no participa un político.
Por otro lado la impunidad está asociada a la incapacidad, falta de recursos, complicidad y ejercicio despótico del poder, ya sea como producto de la corrupción imperante o por la incompetencia de quienes ejercen el poder.
Así que el problema de la corrupción e impunidad, tiene varias aristas y varios actores, sean o no miembros de la fauna política.
¿O no lo cree usted?
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