Meade en caída libre
Por Rodolfo Herrera Charolet
Nada extraño que el
precandidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) encabece las
encuestas de preferencias electorales, lo interesante es que la preferencia
electoral sea en razón de dos a uno a favor de Andrés Manuel López Obrador.
La encuesta
recientemente difundida por El Universal, muestra la fotografía del momento,
los errores cometidos en la designación de un candidato que no levanta, no
convence y que aún con la fortaleza que le da su cercanía al poder, no ha
logrado el arrastre necesario para lograr posicionarse en el ánimo ciudadano.
Por si fuera poco, las designaciones de candidatos y estrategias fallidas
colocan al Partido Revolucionario Institucional en la antesala de una
lamentable derrota.
En Puebla la falta de
alianza del PRI con sus aliados nacionales, coloca a Meade como un virtual
perdedor en tercer lugar, en donde no alcanzaría ni la Senaduría plurinominal.
Tras las designaciones, en su mayoría empleados del gobierno federal que
desplazó a los liderazgos locales, a excepción de Antorcha Campesina que
acapara varias posiciones. Los aliados tradicionales como CTM, CNC y otros
fueron desplazados por los perfiles menos competitivos, con el cuento de una “imagen”
ciudadana alejada de la militancia o de los grupos de poder local que se habían
preparado para el reparto.
Si el gobierno de la
república desea la continuidad del proyecto nacional, una enfermedad súbita de
Meade podría solucionar en parte la caída libre en la que se encuentra y desde
luego un ajuste en las candidaturas locales, en donde el desprecio hacia el
gobierno federal se reafirma tras la designación de funcionarios en los cargos
de elección popular. Un error lamentable que reduce posibilidades de sufragio
en favor del PRI, que por cierto ha sido complaciente de los cambios nacionales
que le han propinado una paliza económica a la población. Sería poco sensato
que un pueblo golpeado y menospreciado en la toma de decisiones económicas que
votara por sus verdugos.
Meade recorre el país,
con ausencia de un pueblo que lo ve a distancia, un aspirante presidencial sin
arraigo ni identidad social, contrario a los tumultos que se veían con los
candidatos priistas de otros tiempos.
Otro de los problemas
que enfrenta el candidato presidencial PRIísta son los escándalos de
corrupción, la designaciones a candidatos y las fugas de operadores a otros
partidos, principalmente MORENA que se está fortaleciendo en estructura y
candidaturas competitivas, no obstante la ofensiva de rumores falsos y campaña
negra en su contra.
La falta del gobierno
PRIísta de apretar las tuercas y permitir que algunos tránsfugas que se
desempeñaron en los cargos públicos en total impunidad, continúen sus proyectos
personales en contra de los propios intereses del gobierno de la república,
indican que esta tolerancia es parte de la red de complicidades, en donde los
partidos son instrumentos utilitarios y desechables.
Así el ciudadano Meade
embestido de una imagen ciudadana, pretende “prender” el ánimo de un pueblo aún
apático a estas representaciones populares. Contrario a los militantes
PRIístias que hacían vibrar los corazones de quienes los escuchaban, apelando
al valor partidario y otras arengas que incluían una gran dosis de respeto y
lealtad. Ahora el discurso comodino, antipartidista y sin respeto a la
militancia, es una afrenta a quienes alguna vez dieron la cara por quienes en
complicidad, despojaron al pueblo de sus verdaderos representantes.
Hoy se confirma, el
pueblo no tiene representantes populares que se identifiquen con ellos, ahora,
el candidato ciudadano se rodea de empleados beneficiados desde el poder,
creando para sí mismos una red de favores, de continuidad, de acuerdos que
podrían beneficiarlos de mantenerse en el gobierno de la república, no
importando las entidades o los municipios.
Ante esta realidad no
hay otra, nos guste o no ver a Meade en caída libre.
¿O
no lo cree usted?
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