2015 0801 | Azul, lo que es azul, no fue vista la Luna este viernes. Tampoco fue más grande. Ni más brillante. fue una Luna como otra cualquiera. Solo que será la segunda llena del mes.
Fueron los anglosajones quienes bautizaron a este fenómeno del calendario con el nombre de blue moon ('luna azul'), a partir de una reinterpretación del término medieval belewe, que significaba 'traidor'. La luna traidora lo era porque, en primavera, exigía ampliar el ayuno de Cuaresma.
Al principio, se refería a la cuarta luna llena de una estación. Pero un error en la revista Sky and Telescopes en 1946 dio a entender que era la segunda en un mismo mes.
El astrónomo Donald W. Olson descubrió hace 16 años el error. Preparando un artículo para la citada revista, pudo leer en un almanaque de 1937 que había prevista una 'luna azul' para agosto de aquel año. La simple aritmética mostraba que era imposible que ésta fuese la segunda luna del mes.
La definición debía de ser otra, pues 1937 solo tuvo 12 lunas llenas. Aquel verano, sin embargo, hubo cuatro y no tres. Revisando viejos almanaques se dio cuenta de que las lunas azules seguían un patrón estacional (febrero, mayo, agosto y noviembre). Pero ya era demasiado tarde. El saber popular había redefinido el fenómeno y, ya para siempre, blue moon será la segunda llena del mes.
Las lunas azules se dan cada dos, tres o cuatro años. Nuestro satélite tarda aproximadamente 28 días en dar una vuelta alrededor de la Tierra. El desfase con el calendario gregoriano hace que se produzcan estas coincidencias.
Claro está, no falta quien profetiza con el fin del mundo. Pero lo único que podemos profetizar con la ciencia en la mano es que el mes que viene sí que tendremos una superluna, en torno a un 16% más grande y un 30% más brillante debido a su cercanía a la Tierra. Pero su tono será invariable.
Aunque, ¿de qué color es la Luna? A veces la vemos blanca. Otras rojiza, como las lunas de sangre derivadas de los eclipses parciales. Y la tele nos la mostró, claro, en blanco y negro, allá en 1968. Pero su superficie es más bien marrón grisáceo, bien iluminada por el Sol.
Así que el azul de la luna lo dejaremos para nuestro imaginario musical y televisivo. Y dejamos los misterios selenitas para la pareja de detectives que, en los ochenta, más hizo por popularizar el nombre de Blue Moon a través de su agencia.
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