Fauna Política
Granadas disfrazadas de cohetón
Por Rodolfo Herrera Charolet
Si el Ejército Mexicano contara con un jefe de relaciones públicas y prensa, sin duda justificaría que Oswaldo se accidentó al explotarle una granada disfrazada de cuetón.
Oswaldo Zamora Barragán es un niño de once años, oriundo de la mixteca poblana que ese día se levantó con el pie izquierdo. Como era su costumbre se fue al monte a cuidar los animales con los cuales su madre y hermano procuran el sustento diario, porque su padre, fiel a la costumbre de los hombres de por allá, emigró a los Estados Unidos a buscar mejor suerte y posiblemente hasta nueva familia, porque desde hace 10 años que no se sabe de él.
Oswaldo se fue al monte, cerquita de los terrenos en donde desde hace algunos meses los efectivos del ejército mexicano realizan sus “practicas” militares, como ya se ha hecho costumbre en el municipio mixteco de Petlalcingo. Fue en ese lugar, en donde el pequeño encontró una “pelota pequeña” tan chiquita que pudo tomarla con una mano, pero parece que esa pelotilla estaba endiablada porque le explotó de repente y entre dolores, su sangre derramada y partes de su cuerpecito lastimadas que lo mantienen al borde de la muerte, llegó al hospital de Acatlán de donde lo mandaron a Puebla, a la unidad de quemados del Hospital para el Niño Poblano (HNP), en ese lugar le amputaron una pierna y un brazo.
Es común que los niños mixtecos encuentren balas completas y otros artefactos, para ellos raros, entre los terrenos que utiliza el ejército y en donde los campesinos pastorean. Como era costumbre de Oswaldo de llevar a su chivo Pocholo y a sus borreguitas las “Lelas”.
Después del accidente, el ejército mexicano ha tratado de deslindarse, como ya se ha hecho costumbre, evadir la parte que tienen de responsabilidad y ocultar los hechos ante el reproche de la opinión pública. No importando si el pequeño vive o muere, fue un daño colateral involuntario que desde luego escapa de su capacidad e instrucciones.
El niño fue el culpable, de introducirse en terrenos en donde, como es costumbre, pueden encontrarse esos artefactos, en donde bien pueden encontrar una bala o una granada, de milagro no encuentran armas de cargo o un arma prohibida, porque sería castigado severamente el elemento que la perdiera. En cuanto a las granadas y las balas, parece que no están inventariadas y resulta lógico (para el ejercito) que estas se lleguen a perder en alguna actividad militar que se desarrolle.
Pero la declaración que deslinda al ejército de su irresponsabilidad viene del eminente secretario de Seguridad Pública, Ardelio Vargas Fosado, quien siendo diputado federal con licencia, debe respaldar las acciones militares y en su caso los defectos en la aplicación de los procedimientos y hasta de las leyes, como ya es su costumbre.
Para el secretario, esa granada fue olvidada o tirada por las “bandas del crimen organizado”, que desde luego abundan frente a las narices de los efectivos militares que realizan sus prácticas.
"Ustedes lo saben, Petlalcingo es un lugar donde hay presencia de organizaciones criminales y pues nosotros estamos trabajando ahí mismo, y estamos tratando de ver, junto con la Procuraduría, qué es lo que realmente sucedió y de dónde provino eso". (Declaración de Vargas Fosado).
Quizás en un futuro, el secretario justifique la pérdida de algún tanque de unidad militar por una abducción por extraterrestres en Atlixco, en donde se dice, aparecen a eso de las 9 de la noche. Tratando de justificar actos irresponsables, también llamados descuidos.
Pero el Secretario fue más allá de su especulación, porque ciertamente una granada de fragmentación cuando estalla provoca que la víctima muera despedazada, lo que no le sucedió a Oswaldo, entonces (en esto si tiene lógica) pudo tratarse de un cohetón o petardo. Pero si ya había aceptado el asunto de la granada, resulta ocioso que ahora se trate de una granada disfrazada de cohetón. O quizás debió agregar que dicho petardo o cohetón es el olvido de algunos campesinos que festejaron a su santo un domingo cualquiera, o que sean novedosas armas del “crimen organizado”.
Pero a los Diputados Locales, se les pasó reflexionar sobre mis divagaciones anteriores, cuando compareció el funcionario ante la Comisión de Seguridad Pública y Protección Civil del Congreso local. De hecho fue elogiado, por quienes deben representar al pueblo.
De manera extraoficial, se sabe que este martes 19 de julio los elementos del 16 Regimiento de Caballería Motorizada se encontraban realizando prácticas en terrenos de la comunidad El Ídolo, en Petlalcingo, donde ocurrió el incidente, por lo que Vargas Fosado les agradeció la ayuda inmediata que brindaron a Osvaldo.
Sin duda, el diputado federal con licencia, Ardelio Vargas Fosado, regresará al H. Congreso de la Unión para concluir el cargo para el cual fue electo, en donde su actuación no puede causar daño, por el contrario, puede sumarse a una multitud que cubra sus deficiencias. Por lo pronto, los niños mixtecos deben ser alertados de no tocar granadas disfrazadas de cohetón.
¿O no lo cree usted?
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