Fauna Política
Carolina en el consultorio 13
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Me resistía a creerlo pero lo pude comprobar. Me habían dicho que en el consultorio 13 de medicina “especializada” del Instituto Mexicano del Seguro Social en San Alejandro, la consulta otorgada a los derechohabientes es un “favor” que les hacen los médicos que trabajan en la institución y no un derecho social que debe ser otorgado..
Carolina a quien le programaron su cita con el ginecólogo, tres meses después de su consulta, acudió por el medicamento que debe tomar puntualmente cada mes, esperó tres horas hasta que los pacientes que llegaron antes que ella fueran atendidos, también espero la media hora de “fritangas” a la que tienen derecho los empleados del IMSS y finalmente, el médico se dignó a firmar la receta de la primera cita que había expedido un mes atrás, para que en “farmacia” entregaran el medicamento. Este procedimiento ocupó la atención del médico de un minuto, posiblemente dos, porque pidió prestado un bolígrafo.
Carolina deberá acudir al consultorio 13 de ese hospital, el próximo mes, tendrá que esperar; una hora, dos o tres, o el tiempo que sea necesario para ser atendida con la firma del médico, que le llevará uno o dos minutos. Por fortuna para ella, dentro de dos meses mas, le tocará consulta y entonces, el médico tendrá que invertir mayor tiempo en su atención, para conocer el avance de su diagnóstico. En aquella cita, para la cual Carolina ya se está preparando, para ser “revisada” por el médico tratante, ya se hace a la idea de que posiblemente tendrá que quitarse la ropa y colocarse una bata, para que piernas arriba tenga que “apechugar” pena y ser auscultada minuciosamente. Ese no es el problema, porque el ginecólogo está acostumbrado a ello y las mujeres tienen que hacerlo en beneficio propio. El problema y que es motivo de mi queja (que hago pública) es que dicha exploración se hace conjuntamente con otros dos médicos que comparten dicho consultorio, con igual número de pacientes. ¡Sí! la consulta médica en dicho consultorio se hace, sin el mayor respeto a la dignidad de los pacientes a la que tienen derecho, ni con la confidencialidad que debe hacerse. El motivo de dicha infamia es cumplir con una cuota de consultas, terminar la chamba del día y tener tiempo libre para otras actividades no médicas que realizan los empleados del IMSS.
Otra de las razones, por las cuales se hacen esas consultas por otros médicos, pasantes, practicantes, chalanes o ayudantes del médico especialista, es que la institución no cuenta con áreas suficientes para el desarrollo de la profesión. Esta deficiencia no es culpa del galeno y desde luego que es responsabilidad del Instituto Mexicano del Seguro Social, un compromiso que elude en detrimento de los derechohabientes.
Por fortuna yo no tengo que ir con el ginecólogo, pensé inmediatamente, pero tan pronto mi sonrisa apareció en mi rostro, se esfumó con la misma rapidez, cuando recordé que muy pronto tendré que acudir a mi cita con el urólogo para que me “chequen” el asunto de la hiperplasia en próstata y que se dice, es un examen bochornoso. Tras imaginarme una escena similar al que ocurre cotidianamente en el consultorio 13 de “solo para mujeres” en el IMSS, una escena en donde dos o tres galenos estén “revisando” la próstata de sus pacientes, en forma simultánea y colectiva en reducido espacio, pude sentir en carne propia la congoja de Carolina y lo que esta irregularidad por “deficiencia presupuestal” puede producir en nosotros los derechohabientes, que dicho sea de paso, merecemos un mejor servicio.
Por ahora, sin tener ingerencia en la solución del problema, solo como precaución y advertido de dicho fatídico consultorio; si me tocara revisión en uno con el mismo número, pediré cambio para otro, esperando que en dicho “cuartito” solo un médico y su paciente acudan puntuales a su encuentro.
¿O no lo cree usted?
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