Limpiar de parásitos la
ubre del erario
Por Rodolfo Herrera
Charolet
La afirmación de la senadora electa Xóchitl
Gálvez en el sentido de que si “sólo gano 100 mil al mes, me corrompo”, parece
ser un recordatorio a la célebre frase que hizo célebre al senador panista Javier
Lozano Alarcón quien afirmó “si me bajan la dieta tendré que robar”.
Sin embargo, el momento y
circunstancia de Lozano Alarcón era distinto al de Gálvez, en virtud de que el
senador panista que resultó ser aliado del también perdedor candidato
presidencial del Partido Revolucionario Institucional, acostumbrado a sus
acuerdos con el poder, lo mantuvieron vigente con dieta y acuerdos económicos
satisfactorios, bajo el viejo régimen. Para Xóchitl la circunstancia es
distinta, puesto que no habrá acuerdos a espaldas del pueblo que demanda austeridad
presupuestal y un ejercicio público libre de componendas y sin corrupción. La
línea que ha dictado y exigido su cabal cumplimiento el próximo presidente de la
República que iniciará los cambios a partir del primero de septiembre cuando
sus bancadas mayoritarias asuman el control del poder legislativo
Para la senadora electa de la
coalición “Por México al Frente”, Xóchitl Gálvez, “Bajar sueldo a funcionarios
propiciaría corrupción al referirse a la propuesta del presidente electo,
Andrés Manuel López Obrador, quien ya dictó la línea de austeridad republicana
en el ejercicio público y en donde el poder legislativo impulsará una reforma
para que ningún funcionario del gobierno federal o ministro de justicia o
electoral, gane más que el Presidente, cuyo tope quedaría en 108 mil pesos
mensuales.
La realidad nacional ha demostrado que
miles de funcionarios públicos devengan sueldos ventajosos, excesivos y en su
mayoría con canonjías, al margen de la ley o por arriba del promedio de los
mexicanos que pagan impuestos, pero que no reciben los beneficios a los que la
élite de la burocracia tiene acceso.
El ejemplo más vergonzoso y abusivo es el
de los sueldos y prestaciones que devengan los magistrados de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación, que se asignaron de acuerdo al Presupuesto de Egresos
de la Federación en el 2018 un importe de 651 mil pesos como salario base
mensual. Algo así como 8 mil 130 salarios mínimos mensuales. Eso sin contar con
bonos, compensaciones y otras prestaciones, a las que la élite gubernamental
únicamente tiene acceso.
Las frases que se hicieron norma de
conducta en varios sexenios, parecen tener ya su fecha de caducidad, lemas
como; “un político pobre, es un pobre político”; o el de “tú ponme en dónde
haya, que yo me encargo de lo demás” o “el que no tranza, no avanza”.
El triunfo de Andrés Manuel
López Obrador sin duda contribuirá en limpiar de parásitos la ubre del erario.
¿O
no lo cree usted?
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