
El grupo de los Aghori, una secta que rechaza el sistema de casta practicado en la India, fue al que el comunicador entrevistĂ³, pero no se imaginĂ³ lo que tendrĂa que hacer.
Este sistema divide a la sociedad en grupos, que van desde los sacerdotes o maestros —los brahmanes— hasta los intocables o personas que son consideradas en el mismo nivel que los perros y que realizan trabajos de bajo nivel como recoger excrementos humanos con las manos.
Los Aghori creen que al quemar el cuerpo de una persona muerta y frotarse la piel con sus cenizas, el poder del fallecido pasa a su cuerpo. Durante el reportaje, uno de los miembros de ese grupo frotĂ³ cenizas de una persona fallecida en la cara del periodista y lo obligĂ³ a beber alcohol de una calavera y comer un pedazo de cerebro humano.
Al final del reportaje, el canĂbal se molestĂ³ y amenazĂ³ al periodista con “cortarle la cabeza si continuaba hablando tanto”.
DespuĂ©s, el hombre comenzĂ³ a comer sus propios excrementos y lanzarlos a Aslan y a las cĂ¡maras, por lo que el periodista se vio obligado a marcharse junto a su equipo de producciĂ³n.
“¿Quieren saber a quĂ© sabe el cerebro de un humano muerto? A carbĂ³n. Estaba achicharrado”, escribiĂ³ Aslan en su cuenta de Facebook y levantĂ³ una ola de crĂticas en su contra.
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