Fauna Política
Sindicalismo de membrete
Por Rodolfo Herrera Charolet
Uno de los mayores problemas laborales que enfrenta México, es el sindicalismo de membrete, en donde millones de trabajadores sindicalizados viven en pobreza gracias a la complicidad de sus líderes, autoridades laborales y gobierno, entre otros. El gobierno en la mayoría de los casos, simula una supervisión y acción coercitiva, mas con interés recaudatorio que de respaldo y solidaridad con los trabajadores, interviene en la vida interna de los sindicatos y respalda desde la administración pública a líderes corruptos que se enquistan en el poder y la representación sindical.
Además de una Comisión Nacional de los Salarios Mínimos obsoleta y desarticulada de la realidad nacional, el abuso cometido hacia los trabajadores, van desde las violaciones a sus derechos hasta niveles de acoso y condiciones que asemejan a la esclavitud.
Uno de los gremios más vapuleados por el sindicalismo y que presenta mayores abusos y retrasos, es el de los trabajadores de la construcción; en donde los patrones adquieren placas de algún sindicato que presumiblemente representa los intereses laborales de los trabajadores, mediante el pago de una iguala o monto total de acuerdo a la obra, sin que dicha agrupación gremial represente al trabajador, quien carece de prestaciones sociales.
El patrón que realiza una obra civil, por pequeña que sea, mediante el pago de una cuota, garantiza que ningún otro sindicato intervenga en el secuestro de su actividad en presunta defensa de los derechos laborales, sin que dichos trabajadores sean en la realidad representados por algún delegado o representante, de hecho desconocen su “afiliación” a dicha agrupación y semanalmente (por lo general los días sábados) reciben su raya o pago por destajo de la obra realizada, no gozan de prestaciones sociales y al concluir la obra, termina la relación laboral. También pueden ser removidos libremente y las condiciones laborales, más que precarias, en algunos casos atentan contra su propia integridad.
El Instituto Mexicano del Seguro Social, ha encontrado una fuente importante de ingreso de las obras civiles que efectúan los particulares y en general los constructores, ya sean obras privadas o públicas. Puesto que sin afiliar, ni otorgar prestaciones sociales a los presuntos trabajadores que deberían de tenerlo, cobran las cuotas obrero-patronales correspondientes, de conformidad con un tabulador determinado por el Consejo Técnico del Instituto. En los hechos, la institución que debe velar por la seguridad social de los trabajadores en la industria de la construcción, se convierte en los hechos, en una organización de membrete que únicamente se beneficia del ramo. No otorga ningún servicio o prestación social a trabajador alguno y se concreta únicamente a cobrar las cuotas que debieron pagar quienes realizaron la obra. En la mayoría de los casos, el IMSS cobra dichas cuotas obrero-patronales, cuando la obra ha concluido y no hay registro alguno de trabajadores que se vean beneficiados por dicha institución. No es ocioso hacer notar, que el IMSS, ejerce uno de los cobros coactivos más agresivos y perniciosos que cualquier otra institución pública. Sin embargo, a pesar de ser hechos conocidos, la complicidad de gremios, líderes, legisladores y gobierno, han provocado que la institución se convierta en una simple recaudadora y no en una institución pública que debería velar por la seguridad y atención de sus derechohabientes.
De acuerdo a los estándares internacionales y estudios de organizaciones laborales, en México se presenta el sindicalismo más obsoleto y retrógrado del mundo libre. Para Jesús Uribe Uribe Prado en su obra; “Violencia y acoso en el trabajo Mobbing” la representación sindical en la industria de la construcción, se trata de simples delincuentes que usufructúan siglas, ejerciendo un sindicalismo de membrete.
¿O no lo cree usted?
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