Fauna Política
Está en chino la explotación sexual
Rodolfo Herrera Charolet
¿Y donde trabajará ahora Deyanira? “ella”, la del “Manchuria” que en plática confidente lloraba un poquito mientras en sorbos bebía un dulce jugo de uvas, raquítico en fama pero bastante caro para el cliente, que pasado en copas, olvida el esfuerzo para ganarse el dinero. Aquella mujer que dijo haber sido violada por el amante de su madre, el tío o su propio padre.

Ese es el asunto que debe ser atendido. Por ahora, España ha dado un paso en la restricción de la libertad de publicar anuncios de sexoservicio, en México algunos periódicos han perdido anunciantes ante las restricciones que se han impuesto. Pero el problema aún persiste. La explotación sexual es un problema que no se ha resuelto y solo se han dado paliativos.
Posiblemente no hay alarma cuando los lectores creen que me estoy refiriendo a las mujeres de mediana edad, que rebasan los 18 años y ejercen el sexo servicio. Pero lo hay cuando, en este negocio, la explotación sexual en México, también se realiza en menores de edad, en ocasiones niños, no se diga del abuso de menores de cinco años que en ocasiones son perpetrados por sus progenitores o familiares más cercanos.

Cualquier programa de gobierno que pretenda evitar la explotación sexual, sea de menores o gentes mayores, se enfrenta a la realidad insoslayable de la libertad que tienen los gobiernos municipales de “administrar su hacienda” y de ejercer el gobierno en el territorio de su competencia, que por cierto cambia cada tres años.
Por eso no me causó extrañeza, cuando un médico que había sido servidor público en la anterior administración municipal, se acercó para ofrecerme el “negocio” de controlar los negocios negros, que por ahora están a cargo de la jurisdicción sanitaria, esperando que la buena voluntad y el buen gobierno, sea la premisa del funcionario público que tiene a su cargo la salud pública. Porque de lo contrario, sólo me enteraré de mi mala decisión y en su caso de la buena fortuna de ese servidor público, cuando estrene una amplia camioneta de lujo a nombre de un testaferros, porque si la comprará con su sueldo, le caería la contraloría cuando el gobierno cambie de partido, a menos que exista acuerdo con el “mero mero” y solo se publique que “nadie presentó denuncia”, como si los empresarios de la explotación pidieran recibo o pagaran con cheque certificado.
Por lo pronto en México sigue estando en chino el exterminio de la explotación sexual y muchos servidores públicos se enriquecen haciéndose de la vista gorda.
¿O no lo cree usted?
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