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8 de marzo

Fauna Política

Por el delito de ser mujer

Por Rodolfo Herrera Charolet

Y dijo… Eva: "Desde hoy parirás a tus hijos con dolor (Génesis 3.16). Mientras que Adán por su “pecado” el castigo fue “Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!" (Génesis 11.9). Lo que no dice el libro sagrado, es que además de parir hijos con dolor, las mujeres deben procurar su sustento cuando su Adán, toma la decisión de buscar a otra Eva o simplemente hacerse de la vista gorda y seguir con su mujer pero acostado en casa, con el justificante de que no “hay trabajo” y yo no hago el quehacer porque para eso están las “viejas”.

Esta realidad que viven miles de mujeres, que deben de mantener a sus hijos y afrontar con mayor rudeza la crisis económica o la irresponsabilidad de su marido, en nada se asemeja a los abusos del que son objeto las mujeres en otras culturas.

En septiembre de 2009 en Gaza, una sórdida historia fue motivo de comentario mundial, cuando Mahmoud al-Zahar líder de Hamas patrocinó un casamiento masivo para cuatrocientos cincuenta parejas de refugiados de Jabalia. Mientras que la mayoría de los novios, que recibieron un regalo de 500 dólares de Hamas, tenían un promedio de veinte años cumplidos; la mayoría de las novias eran niñas de escasos diez años. En la celebración el Zahar afirmó: “Le estamos diciendo al mundo y a Estados Unidos que no nos pueden negar la dicha y la felicidad”.

Las niñas prepúberes, que fisiológicamente aún no conocen en su mayoría la menarca (primera regla), pero que ya se marcan sus pezones en su ropita, vestidas de blanco y adornadas con maquillaje excesivo, recibieron ramos de novia y que se sumaron a los 51 millones de niñas que viven desposadas, en su mayoría en países musulmanes, en donde se estima que en Egipto el 29% de estas niñas son golpeadas y el 26% sufren abuso en Jordania.

La práctica islámica de la pedofilia proviene de la creencia religiosa de que el profeta Mahoma, acumuló once esposas y muchas concubinas, quien se reservaba el derecho de disfrutarlas “desde la cima de sus cabezas hasta la planta de sus pies”. Cuando el profeta posó sus ojos en Aisha, la hija de Abu Bakr, su mejor amigo, se enfrentó al problema de que la mujer que despertaba el fuego de su pasión tenía cuatro o cinco años, mientras que Mahoma era un hombre de al menos cincuenta años. Así que esperó a que la nena cumpliera seis años para ser bien visto ante los ojos de Allah. Cuando se casó, el profeta en su gran misericordia permitió que su recién desposada llevará consigo sus juguetes y fue consumado el matrimonió cuando cumplió nueve años, puesto que la menor contrajo una extraña enfermedad que le provocó la pérdida de su cabello. Al respecto el famoso clérigo islámico, Ayatollah Khomeini, afirmó que “…Es mejor para una niña casarse en una época en que comenzará a menstruar en la casa de su esposo, mejor que en la casa de su padre. Un padre que case a su hija tan joven, tendrá un lugar permanente en el cielo."

Cada año, según la UNICEF, tres millones de niñas musulmanas sufren mutilación genital. La infibulación es una práctica que no ha sido ilegalizada (inclusive) en los Estados Unidos. Al menos una de cada tres mujeres en todo el mundo ha sido golpeada, coaccionada sexualmente o ha sufrido otro tipo de abuso en su vida, en la mayoría de los casos quien abusa es un familiar o un conocido. La violencia contra las mujeres y las niñas es la violación de los derechos humanos más generalizada, no obstante que en 2002 el Consejo de Europa adoptó una recomendación en la que declaraba la violencia contra la mujer como una emergencia de salud pública y como causa mayor de muerte y discapacidad de mujeres entre 16 y 44 años.

El Banco Mundial, ha estimado que la violencia contra la mujer es una causa de muerte e incapacidad en edad reproductiva, tan seria como el cáncer. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades en el 2003 afirmó que el coste de la violencia que sufren las mujeres a manos de sus parejas en los Estados Unidos supera los 5,800 millones de dólares al año, de los cuales el 80% corresponde a la atención médica y atención sanitaria directa.

México es uno de los países que tienen una legislación específica sobre la violencia doméstica, sin embargo escasamente llegan a cincuenta. En la Entidad fue aprobada el 27 de noviembre de 2007 la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Puebla, pocos meses después de haberse aprobado el ordenamiento federal. Aún cuando la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), en 1981, ya reconocía la violencia contra la mujer como una forma de discriminación especialmente atroz que debía ser erradicada, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1993 y la Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995. Pero bien dice el refrán “mas vale tarde que nunca”.

No obstante que se han creado ordenamientos jurídicos para procurar a las mujeres de condiciones de igualdad y respeto, miles de mujeres poblanas se suman al grito silencioso de quienes sufren violencia doméstica, acoso laboral u otra forma de violación a sus derechos humanos, bajo la consigna de que esa es “la cruz que les tocó cargar”.

Estoy convencido de que para la solución del problema, mucho depende de las autoridades y de los resortes sociales que se han creado, en donde muchas veces no se hace caso a la mujer maltratada, afirmando que deben ir sangrando o apaleadas casi muertas para ser atendidas. También debe erradicarse la creencia, que aceptan resignadamente las mujeres, como si fuera el castigo divino “por el delito de ser mujer”.

¿O no lo cree usted?

 

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