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Zacatlán de las Manzanas

Fauna Política
Zacatlán Pueblo Mágico
Rodolfo Herrera Charolet

El Pueblo Mágico de Zacatlán es una comunidad enclavada en el estado de Puebla, en donde sus habitantes están acostumbrados al chipi chipi, a la neblina y el frío que les ponen las narices rojas, los obliga a estar abrigados y a tomar café o chocolate caliente, entre los numerosos restaurantes y fundas en donde se venden antojitos típicos, como los tlacoyos en salsa verde, el chicharrón prensado y el pan con relleno de queso. Si se visitan los bares, cantinas y restaurantes o cafeterías con venta de licor, los vinos afrutados son la delicia, en donde propios y extraños degustan el catorti, el de manzana o de capulín, entre otros muchos que se preparan. En caso de no querer bebidas alcohólicas, entonces la sidra de manzana bien fría, parece ser la bebida refrescante, se dice que tomando una diaria se evitan enfermedades, aunque lo cierto es que, también se dice de la manzana. Este fruto que abunda en la región, en donde más de una decena de especies diferentes se cosechan de árboles que en agosto pueden llegar a romperse por la gran cantidad que cargan sus ramas. 

Cuando la niebla es densa y no se puede ver más allá de nuestra nariz, no queda otra que acurrucarse frente a un chimenea, en donde los palos de ocote chisporrotean entre sombras danzantes de mitos y leyendas, que se esconden en los rincones de las cabañas, muchas de ellas esparcidas a lo largo de la enorme barranca que cruza el territorio zacatleco.

Cuando el día es propicio para visitar lugares turísticos, podemos sacarnos una foto junto al enorme reloj floral, una obra realizada por la empresa de Relojes Centenario, ahora llamada Olvera, que atiende la tercera generación de relojeros talentosos, algunos de ellos hijos de los doce hermanos Olvera Charolet, quienes a su vez fueron hijos del fundador de la empresa; don Alberto Olvera Hernández y doña María Charolet Carrasco, quienes le dieron fama a sus relojes y a su terruño.

En Zacatlán, las calles suben y baja, dan vuelta y terminan en la barranca o en los caminos que apuntan hacia los cerros. Los domingos y días de fiesta las campanas llaman a misa y asisten los habitantes con sus mejores galas, también los habitantes de las comunidades indígenas quienes llevan flores a sus santos, adornando los altares que en se iluminan con luces mortecinas de sus numerosas veladoras.
Si deseamos un viaje de misterio y al aire libre, podemos llegar al Valle de las Piedras Encimadas, en donde los gigantes milenarios con sus miradas al cielo desafían a los visitantes, que no pueden dan crédito de tan magnificas esculturas pétreas que ha realizado la naturaleza, en donde millones de años labraron los cantos de las enormes rocas. Desafiando el equilibrio y erigiéndose como monumentos en un valle sinople, entre la neblina que avanza cuando de los cerros de ocote baja.

Zacatlán es un Pueblo Mágico y si… fue el lugar en el que el primer y único Charolet varón llegó a ese sitio, en donde vio nacer a sus hijos, como también enterrar a sus padres, hermanas y algunos de sus nenas. Un lugar de historia, de familia y encanto.

¿O no lo cree usted?
Ref: Tomado del libro: Los Charolet
Autor: Rodolfo Herrera Charolet

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