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La sabana de Turín

Tras la muerte de Jesús, el sudario y la sábana, que según citas bíblicas cubrieron su cabeza y cuerpo, quedaron bajo la custodia cristiana. En la mitad del siglo IX un arca de roble llegó a Oviedo. Esta decía contener el sudario que cubrió el rostro de Cristo. Tras ciertos avatares históricos en 1578 llegó a Turín, Italia, donde permanece hasta nuestros días.

El Sudario de Turín —también conocido como la Síndone de Turín, la Sábana Santa o el Santo Sudario— es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión. Se encuentra ubicado en la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en Turín (Italia).

El sudario mide 436 cm × 113 cm. Los orígenes del sudario y su figura son objeto de debate entre científicos, teólogos, historiadores e investigadores. Algunos sostienen que el sudario es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo en el momento de su entierro, y que el rostro que aparece es el suyo. Otros afirman que este objeto fue creado en la Edad Media.  La Iglesia Católica no ha manifestado oficialmente su aceptación o rechazo hacia el sudario, pero en 1958 el papa Pío XII autorizó la imagen en relación con la devoción católica hacia la Santa Faz de Jesús.

La imagen de la sábana se puede apreciar más claramente en negativo, debidamente contrastado, que en el color sepia original. La imagen en negativo fue contemplada por primera vez en la noche del 28 de mayo de 1898, en el reverso de la placa fotográfica del fotógrafo amateur Secondo Pia, que estaba autorizado para fotografiarla mientras se exhibía en la Catedral de Turín.

Estudios oficialmente autorizados.
Con el permiso de Humberto de Saboya, dueño de la reliquia en aquella fecha, fue nombrada una comisión de estudio en 1973. Esta comisión, básicamente semejante a otra que se había limitado a examinar la tela en 1969, incluía serólogos forenses, anatomistas, radiólogos, historiadores, físicos, etc. Los resultados de la investigación fueron cautelosos; aunque no favorables a la autenticidad en algunos casos no la excluían de manera concluyente.

En 1978 se llevó a cabo un estudio detallado por un grupo de científicos estadounidenses llamado Shroud of Turin Research Project ("STURP"). No encontraron pruebas fiables para afirmar que se trataba de una falsificación, y consideraron que la aparición de la imagen era todo «un misterio».

En 1988 se efectuó una prueba de datación por radiocarbono con pequeños fragmentos del sudario. Los laboratorios de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona determinaron que la Sábana Santa data de la Edad Media, entre 1260 y 1390 (±10 años) con una fiabilidad del 95%, y que fue publicada en la revista científica Nature. Dicha datación corresponde cronológicamente con la primera aparición histórica documentada; lo que fortalece una explicación científicamente coherente en la que la creación de la pieza se habría producido en los años inmediatamente anteriores a esta primera exhibición pública de 1357.

Entre Junio y Julio de 2002 un equipo de expertos bajo la dirección de Mechthild Flury-Lemberg, conservadora del Museo histórico de Berna (Suiza), realizó una tarea de restauración del lienzo, que se acompañó del escaneo, espectrometrías, microfotografías, etc., y el lienzo fue guardado en una teca especialmente diseñada en condiciones óptimas para su conservación que, al parecer, estaba amenazada desde hacía años. En estos trabajos se levantó por primera vez el forro posterior que cubría la tela.

Pese a que se pensó que la datación de 1988 podía dejar zanjada la cuestión, ni éste ni los trabajos subsiguientes han acallado la polémica entre los defensores y los detractores de la autenticidad del lienzo en el ámbito de lo que ellos llaman “sindonología” (del griego "sindon", mortaja). 

Historia


Posible historia anterior al siglo XIV: la imagen de Edesa
Esta imagen del siglo X del monasterio de Santa Catalina en el Sinaí muestra a Abgaro de Edesa exhibiendo la Imagen de Edesa.
Aunque existen relatos de diferentes imágenes milagrosas de Cristo, tanto de cuerpo entero como solamente el rostro, no se ha podido conectar con certeza ninguno de ellos con la tela que actualmente reside en la catedral de Turín.
Se cuenta que la Imagen de Edesa (también llamada Mandylion) contenía la imagen del rostro de Cristo, y existen noticias fiables de su existencia desde el siglo VI. Algunos ven una correlación entre el Sudario de Turín y la Imagen de Edesa. Ninguna leyenda relativa a la imagen lleva a pensar que contuviera la imagen de un Jesús malherido, sino que mencionan que la imagen fue transmitida a la tela por el propio Jesús. Suele describirse como una mera representación del rostro de Jesús, no del cuerpo entero. Los defensores de la teoría de que la imagen de Edesa y el sudario son el mismo objeto, liderados por Ian Wilson, creen que siempre estuvo plegado de manera que sólo mostraba la cara.

Las antiguas Leyendas de Abgaro sitúan el lienzo en la ciudad de Edesa (650 km al norte de Jerusalén), durante el reino del rey Abgaro V (en el siglo I). El antiguo historiador Eusebio (325) habla de esa leyenda, refiriendo a la “Imagen de Edesa” y relata que cuando el lienzo con la imagen fue llevado al rey por el discípulo Tadeo, el rey fue curado de su lepra. Evagrio (590) se refiere al lienzo como “acheiropoieta” -no hecho por manos humanas-. Los Actos del Santo Apóstol Tadeo (siglo VI) hablan de la “tetradiplon” (tela doblada en cuatro). San Juan Damasceno, durante los debates iconoclastas del siglo VIII, llamó al Sudario como “himatión” o larga-tela. Los griegos bizantinos continúan hablando de la acheiropoieta: (imagen no hecha por manos humanas) y del “Mandylion” - o pequeña toalla. Algunos defensores de la autenticidad del Sudario defienden que este era el Mandylion doblado en cuatro partes.

Se citan tres muestras principales de evidencia para identificarla con el sudario. Juan de Damasco menciona la imagen en su obra anti-iconoclasta Sobre las imágenes santas, describiéndola como una «cinta» o tela oblonga, en lugar de un cuadrado, como sostienen otras notificaciones de la tela de Edesa.



Imagen del Códice Pray, manuscrito húngaro proveniente de 1192-1195, donde supuestamente aparece representado el sudario.


Con motivo del traslado de la sábana a Constantinopla en 944, Gregorio Refrendario, arcediano de la Hagia Sophia (Constantinopla), dio un sermón sobre el mismo. Dicho sermón se perdió, pero volvió a aparecer en los archivos del Vaticano, y en 2004 fue traducido al inglés por Mark Guscin.

El sermón, según la controvertida traducción de Guscin, que se basaba en la de André-Marie Dubarle y otros, diría que la tela de Edesa contenía una referencia a la herida del costado, lo que sugiere que la imagen representaría el cuerpo entero de Jesús. Sin embargo, esta traducción fue abandonada incluso por su autor.

También han aparecido otros documentos en la Biblioteca del Vaticano y en la Universidad de Leiden ( Códice Vossianus Latinus Q69 y Códice de la Biblioteca Vaticana 5696) que hablan de una impronta del cuerpo entero en una supuesta carta de Jesús al rey Abgaro: «[Non tantum] faciei figuram sed tocius corporis figuram cernere poteris» (‘No sólo podrás ver la imagen/figura de la cara, sino también la imagen/figura del cuerpo entero’).

Otros autores como Antonio Lombatti y Andrea Nicolotti, han rechazado la idea de que el Mandylion pudiera ser el lienzo de Turín. Ellos señalan que hay diferencias cruciales entre uno y otro (fundamentalmente que el Mandylon retrata un hombre vivo, con los ojos abiertos -cf. ilustración adjunta al texto-), las descripciones del Mandylion siempre se refieren a un rostro, nunca se ha descrito la tela como una sábana y los que hablan de un sudario lo diferencian del Mandylion como dos objetos diferentes. La hipótesis de un lienzo doblado les parece “fantástica”. Nicolotti sugiere que ciertas diferencias en los textos respecto al origen y forma del lienzo podrían deberse a que se habla de oídas o se está contemplando copias diversas, que existieron en la época. El método de trabajo de los partidarios de la identificación ha sido criticado seriamente por Nicolotti que considera que trabajan con frases descontextualizadas. En la misma línea en L’Image D’Édesse, Romain et Constantin, Bernard Flusin juzga que los métodos de trabajo de Guscin son académicamente inválidos.

Posible ilustración del Sudario en el Codice Pray
En la Biblioteca Nacional de Budapest se encuentra el Códice Pray, el texto más antiguo que sobrevive en húngaro. Fue escrito entre los años 1192 y 1195 (65 años antes de la más antigua fecha determinada por el Carbono-14 de 1988) bajo el reinado de Bela III de Hungría criado en Constantinopla. Según algunos autores,14 una de sus ilustraciones muestra preparaciones para la sepultura de Cristo. Dicha ilustración incluiría una mortaja con el mismo tejido de patrón de espiga como el Sudario, más 4 agujeros de quemadura cercanos a uno de los bordes. Los agujeros forman una “L”.

Para estos autores lo llamativo es que ese extraño patrón de agujeros se encuentra en el Sudario de Turín. Son agujeros de quemaduras, posiblemente causados por un atizador o brasas de incienso. Según los registros el sudario era conservado en la capital del Imperio bizantino, y exhibida todos los viernes, acontecimiento con el que Bela III pudo haber estado muy familiarizado en su estadía en Constantinopla y eventualmente después fue tomado el patrón del manto para elaborar el códice Pray.


Gian Marco Rinaldi mantiene, por el contrario, que lo que se dice que es el sudario es en realidad la tapa del sarcófago adornada con trazos quebrados y que los redondeles que aparecen en la ilustración no son quemaduras sino ornamentos, como aparecen en la cubeta del sarcófago (junto con cruces) y en los vestidos de los personajes. Mantiene que la iconografía de la ilustración del Códice Pray es consistente con la de las “Santas Mujeres” de la época. También la imagen del embalsamamiento de Jesús es similar a otras del período. Daniel Scavone, afirma que la iconografía de Jesús en la tumba, desnudo y con las manos cruzadas en el pubis aparece en forma de “lamentatio” o “threnos” en el Imperio Bizantino hacia 1.100

En 1203, un cruzado llamado Robert de Clari asegura haber visto en la Iglesia de Santa María de Blanquerna de Constantinopla una tela con la imagen de Jesús: «Donde estaba el sudario en el que nuestro Señor fue envuelto, y que cada viernes se alzaba bien alto para que uno pudiera ver en él la figura de nuestro Señor». La cita tiene importancia porque es el primer testimonio que se conoce de un sudario con imagen. Pero, al mismo tiempo, también menciona el Mandylion que se encontraba en el palacio de Bucoleón, lo que hace difícil la identificación de las dos imágenes.

En 1205, tras la cuarta cruzada, Teodoro Angelos (sobrino de uno de los tres emperadores bizantinos que fueron depuestos) envió la siguiente misiva al papa Inocencio III, protestando por el ataque a la capital. Sacado del documento, con fecha de 1º de agosto de 1205:

Los venecianos se repartieron los tesoros de oro, plata y marfil, mientras que los franceses hicieron lo mismo con las reliquias de los santos y, lo más sagrado de todo, el lino en el que nuestro Señor Jesucristo fue envuelto tras su muerte y antes de su resurrección. Sabemos que esos saqueadores han guardado los objetos sagrados en Venecia, Francia, y otros lugares, estando el sagrado lino en Atenas.

(Códice Chartularium Culisanense, fol. CXXVI (copia), National Library Palermo)
Desde el siglo XIII, la Imagen de Edesa se halla en paradero desconocido, salvo que se trate del Sudario de Turín. Un estudio de la historiadora italiana Barbara Frale afirma que el sudario fue custodiado por los Caballeros Templarios desde el saqueo de Constantinopla hasta la disolución de la orden en 1312. En su libro Los templarios y la Síndone de Cristo, Frale relata que en 1287 un joven de buena familia llamado Arnaut Sabbatier ingresó a la Orden de los Caballeros Templarios y luego de ser admitido fue invitado a besar tres veces los pies de la imagen del Santo Sudario. La tesis de Frale ha sido discutida por varios autores que no aceptan la identificación del Sudario de Turín con la imagen de la que habla Sabbatier.

Entre otras cosas, aducen que los templarios fueron condenados por besar la imagen de un demonio llamado "Bafomet" y no por hacerlo con una imagen que claramente representa a Cristo en la tumba con los signos de la pasión. Además, se puede citar en su contra la descalificación del propio Wilson, a quien la historiadora italiana tomaba como referencia.

Siglo XIV
La historia documentada de la tela ahora guardada en Turín como tal empieza en 1357, cuando la viuda del caballero francés Geoffroy de Charny la expuso en una iglesia en Lirey (diócesis de Troyes, Francia). Los escudos de armas del caballero y su viuda pueden verse en el Museo Cluny de París, en un medallón peregrino que también muestra una imagen del sudario de Turín.

A lo largo del siglo XIV, el sudario fue expuesto públicamente a menudo, aunque no de forma continua, puesto que el obispo de Troyes (Henri de Poitiers) había prohibido venerar la imagen. A los treinta y dos años de este pronunciamiento, la imagen volvió a exponerse, y el rey Carlos VI de Francia ordenó retirarla de la iglesia de Lirey, citando la impropiedad de la imagen. Los comisionados fueron incapaces de llevar a cabo la orden.

En 1389, el obispo Pierre D’Arcis denunció en una carta al papa de Aviñón que la imagen era un fraude, indicando que ya había sido denunciada anteriormente por su predecesor Henri de Poitiers, al que le extrañaba que no fuera mencionada en ningún Evangelio.

Según D’Arcis, «Un examen riguroso descubrió eventualmente cómo la imagen había sido astutamente pintada, siendo la verdad corroborada por el propio pintor, esto es, que fue producto de la mano del hombre y no fue forjada ni se formó milagrosamente».

En la carta no se nombra al artista.
La carta de D’Arcis menciona también el esfuerzo del obispo Henri por eliminar la veneración, pero que la tela fue rápidamente escondida «unos 35 años», lo que concuerda con los detalles históricos antes mencionados. La carta ofrece una descripción precisa de la sábana:

«Tras dibujar con audaz maña la imagen a doble cara de un hombre, es decir, vista frontal y dorsal, declaró falsamente y pretendió que se trataba del sudario en el que nuestro salvador Jesucristo fue envuelto en el sepulcro, y sobre el que la figura completa de nuestro salvador ha permanecido por ello impresa junto a las heridas que portaba».

Pese a las declaraciones del obispo D’Arcis, Clemente VII (primer antipapa del Gran Cisma de Occidente) prescribió indulgencias a los que peregrinaran al sudario, por lo que la veneración continuó, aunque no se le permitió el título de «Verdadero Sudario».

Siglo XV
En 1418, tras casarse con la nieta de Charny, Humberto de Villersexel (conde de la Roche, señor de Saint-Hippolyte-sur-Doubs) trasladó la sábana a su castillo en Montigny-Montfort (Francia), para protegerlo de las bandas de malhechores. Posteriormente, fue llevada a Saint-Hippolyte-sur-Doubs. Tras la muerte de Humberto, los canónigos de Lirey llevaron a la viuda a los tribunales para forzarla a retornar la tela, pero el parlamento de Dôle y la corte de Besançon otorgaron la tela a la viuda, que la presentó en varias exposiciones, notoriamente en Lieja y en Ginebra. Debido a las dudas que se suscitaron durante la exhibición de Lieja, el obispo de esta ciudad, Jean de Heinsberg, creó una comisión de encuesta que, tras examinar el lienzo y las bulas en poder de Margarita de Charny, la propietaria, dictaminaron que el sudario no era auténtico y la figura estaba pintada.

La viuda vendió la imagen en 1453 a cambio de un castillo en Varambon (Francia). El nuevo propietario, Luis de Saboya, la guardó en su capital, Chambéry, en la recién construida Capilla Santa, que el papa Pablo II erigió a continuación a mayor honra de una iglesia colegial. En 1464, el duque acordó pagar una tasa anual a los canónigos de Lirey a cambio de que dejaran de reclamar la propiedad de la tela. A partir de 1471, la sábana se desplazó por varias ciudades de Europa, residiendo brevemente en Vercelli, Turín, Ivrea, Susa, Chambéry, Avigliana, Rívoli y Pinerolo. Por esos días, dos sacristanes de la Capilla Santa describieron que el sudario estaba guardado en un relicario «envuelto en una cortina de seda roja, y guardada en una caja cubierta de terciopelo carmesí, decorada con clavos bañados en plata, y cerrada con llave de oro».

En 1506 el papa Julio II, consciente de la veneración pública del Sudario, establece el 4 de mayo "Ineuco Crucis", solemne día de veneración y oficio de la reliquia. A partir de aquí se inicia la tradición de replicar la Sagrada Tela. De hecho se conocen varias copiasalrededor del mundo.

Siglo XVI a nuestros días

En 1532, el sudario resultó dañado en un incendio en la capilla donde se guardaba. Una gota de plata fundida del relicario le dejó una marca dispuesta simétricamente entre las diversas capas de la tela doblada. Las monjas clarisas trataron de reparar el daño con parches. El sudario volvió de nuevo a su actual residencia en Turín en 1578.

El estudio científico sobre el lienzo comenzó en 1898 durante la ostensión del sudario con motivo de la boda de Víctor Manuel III. Un abogado italiano llamado Segundo Pía pidió permiso para realizar una serie de fotografías a la reliquia, petición que se aprobó no sin reticencias desde el obispado de Turín. Cuando Pía reveló las fotografías, se dio cuenta de que los negativos eran en realidad "positivos", lo que convierte a la Sábana en algo semejante a un negativo fotográfico.

Fue propiedad de la Casa de Saboya hasta 1983, cuando se otorgó a la Santa Sede. En 1988, la Santa Sede permitió pasar la prueba del Carbono 14 a la reliquia, para lo que se retiró un trozo pequeño de una esquina del sudario, que fue dividido y enviado a los laboratorios. Otro incendio, probablemente provocado, amenazó al sudario en 1997, pero un bombero fue capaz de sacarlo de su mostrador y prevenir desgracias mayores, tras atravesar con un martillo las capas de cristal que lo protegían. La Santa Sede restauró el sudario en 2002. Se retiró la cubierta de la sábana y treinta parches. Esto permitió fotografiar y escanear el reverso de la tela, que estaba oculta a la vista.

La última ostensión o exhibición pública del sudario fue durante el Gran Jubileo del año 2000. Y el papa Benedicto XVI autorizó un exposición para el año 2010, habiéndose realizado entre el 10 de abril y el 23 de mayo 2010.

Características de la imagen
Existe un acuerdo casi unánime en algunas las características de la imagen:
  • Presenta los colores invertidos respecto de una imagen óptica habitual. Por eso ha sido comparada a veces con un negativo, aunque algunas de sus partes (el cabello) escapan a la norma.
  • Se puede observar sólo a cierta distancia.
  • Es de color amarillo pardo en el cuerpo y rojo en las manchas de sangre.
  • La pigmentación de la imagen corporal no afecta más que a la superficie de las fibras, mientras que los regueros de sangre traspasan la tela.
  • Los contornos de la imagen son imprecisos.
  • La imagen dorsal es unos centímetros más ancha y más larga que la frontal.
  • Entre la imagen anterior y la posterior hay una separación que ha sido estimada entre 12 y 18 cm.
  • La pigmentación es más intensa en el rostro que en el cuerpo.
  • Diversos estudiosos de la imagen han considerado teorías sobre la imagen que han sido discutidas. Por ejemplo, John Jackson, incluye entre ellas las causas de la coloración de las fibras o la naturaleza de la sangre, Moran y Fanti aluden a la tridimensionalidad.


Rastros de sepultura judía
En junio del 2002 Mechthild Flury-Lemberg (Cf. supra,) encargada de la restauración del lienzo, encontró un patrón particular de cosido en la costura de uno de los lados largos del Sudario (llamado "orillo"). Ese patrón de cosido es muy similar a los fragmentos de tela encontrados en las tumbas de la fortaleza judía de Masada (el palacio de invierno del rey Herodes). Las telas de Masada son aproximadamente de los años 40 a. C. al 73 d. C.. Antonio Lombatti afirma, por el contrario, que ni los tejidos de Massada son como los del lienzo de Turín ni el único sudario completo de la época de Jesús que se conoce, el de Akeldama, es como el Lienzo de Turín.

En 1978 Sam Pellicori (ingeniero en óptica) notó la presencia de partículas de suciedad en la nariz así como en la rodilla izquierda y el talón; se ha identificado que esta suciedad es aragonita travertina. [Esto puede deberse a que las Cuevas-Tumbas estaban hechas dentro de los lados de las colinas de piedra caliza]. Asimismo, la presencia de carbonato de calcio (polvo de piedra caliza) en el Sudario fue notada por la Dra. Eugenia Nitowski (arqueóloga de Utah) en sus estudios de las cuevas-tumbas de Jerusalén. El profesor Giovanni Riggi notó ácaros de sepultura. Trazos de áloe y mirra también han sido encontrados en el Lienzo. 
Todos estos son congruentes con las costumbres de sepultura judía en la antigüedad.
Teorías sobre la formación de la imagen
Se han sugerido diferentes explicaciones a la creación de la imagen, tanto naturales como sobrenaturales.
Formación milagrosa
Varios creyentes consideran la imagen como un efecto secundario de la resurrección de Jesús, sugiriendo efectos seminaturales que pudieron haber sido parte del proceso. Afirman que puesto que la lógica obliga a descartar todas las hipótesis, hay que pensar en un hecho sobrenatural único para una imagen única: la Resurrección de Jesús. Ya que no hay explicación científica al hecho de que la imagen sea tan detallada y la intensidad guarde relación con la distancia, y que sólo afecte a las fibrillas superficiales individualmente. A todo esto hay que añadir la existencia de todo el conjunto de datos que aporta la sábana que obligan a pensar que el hombre de la sábana es Jesús: antigüedad, tipo de heridas. Estas teorías son inverificables y pueden darse como explicación a cualquier anomalía que vaya contra la autenticidad del sudario, así que desde un punto de vista científico no son una explicación válida. El destacado sindonólogo Raymond Rogers, pensaba que este tipo de razonamiento era una falacia non sequitur, puesto que del hecho de que la ciencia ignore algo no se infiere necesariamente el milagro.

Se ha sugerido[cita requerida] que el sudario colapsó a través del cuerpo glorificado de Jesús o de su deslocalización y que la imagen se pudiera haber formado por contacto directo al caer la sábana, dando así una imagen de detalle, y que por ser distinta la duración de este contacto en función de la distancia, habría una intensidad variable. Quienes apoyan esta teoría señalan ciertas impresiones de dientes y huesos al estilo de los rayos x. Otros sugieren[cita requerida] que la radiación provocada por el evento milagroso pudo haber grabado a fuego la imagen en la tela.

Teorías Científicas sobre la formación de la imagen
Capa de hidratos de carbono
Vista microscópica de contraste fasado de una fibra de la imagen del sudario de Turín. La capa de hidratos de carbono es visible a lo largo del borde superior, pero desaparece en el borde inferior derecho. Esta capa puede arrancarse o retirarse con adhesivo

Una teoría científica que no descarta la relación del sudario con Jesús, implica a los gases que escapan de un cadáver en las primeras fases de descomposición. Las fibras de celulosa que componen la tela están revestidas por una fina capa de fécula, con fragmentos de almidón, azúcares y otras impurezas. Esta finísima capa (180 a 600 nm) fue descubierta al utilizar un microscopio de contraste fasado. La imagen muestra su parte más fina, la que carga con el color, mientras que la prenda subyacente está sin colorido. La capa de hidratos de carbono sería en esencia incolora salvo en algunos sitios donde un cambio químico le ha otorgado un color pajizo. La reacción implicada es similar a la que tiene lugar al calentar el azúcar para producir caramelo.

R. N. Rogers y A. Arnoldi proponen esta explicación natural en un artículo titulado The Shroud of Turin: An Amino-carbonyl Reaction (Maillard Reaction) May Explain the Image Formation, que no descarta una invocación sobrenatural ni una intensificación de un proceso natural. Según ellos, los aminoácidos del cuerpo humano reaccionan pronto con la capa de hidratos de carbono, antes de que los líquidos producto de la descomposición manchen o dañen la tela. Los gases de los cuerpos muertos son extremadamente reactivos químicamente y al cabo de un par de horas, en entornos como los sepulcros, el cuerpo empieza a producir aminos más fuertes en sus tejidos, como pudriscina y cadaverina. Esto provocaría el color observado en la capa de hidratos de carbono, pero crea preguntas sobre por qué ambas vistas de la imagen son tan fotorrealísticas y por qué no fueron destruidas por posteriores productos de la descomposición (una pregunta obvia si hubo resurrección, o si se retiró el cuerpo de la tela en el momento requerido).

Autooxidación
Christopher Knight y Robert Lomas (1997) sostienen que la imagen de la sábana es la de Jacques de Molay, último Gran Maestro de la Orden de Caballeros Templarios, arrestado por herejía en el Templo de París por el rey Felipe IV de Francia el 13 de octubre de 1307. De Molay fue torturado bajo los auspicios de William Imbert (inquisidor en jefe de Francia). Sus brazos y piernas fueron claveteados, posiblemente a una gran puerta de madera. Tras la tortura, según Knight y Lomas, De Molay fue postrado en una cama blanda, sobre un trozo de tela; se pasó lo que sobraba de la tela sobre su cabeza para cubrir su cuerpo y se le abandonó unas 30 horas, en estado de coma. El que usaran un sudario se explica porque el Templo de París guardaba sudarios para usos ceremoniales.

De Molay sobrevivió a la tortura, pero fue llevado a la hoguera el 19 de marzo de 1314 junto a Geoffroy de Charney, preceptor templario de Normandía. Jean de Charney, su nieto, murió en la batalla de Poitiers. Tras su muerte, su viuda, Jeanne de Vergy, se halló en posesión del sudario y lo tuvo expuesto en una iglesia de Lirey.

Knight y Lomas basan sus hallazgos en parte en las pruebas del carbono 14 de 1988 y en la investigación de Mills en 1995 acerca de una reacción química llamada autooxidación, y argumentan que su teoría concuerda con los datos conocidos sobre la creación de la tela y de los resultados de la datación por radiocarbono.

Reproducción fotográfica
Algunas personas encuentran un enorme parecido entre este autorretrato de Leonardo da Vinci y el Hombre del Sudario.

Entre los métodos propuestos por los partidarios de la creación de la imagen en la Edad Media, hay quien no duda en considerar al sudario como la primera fotografía del mundo, atribuyendo su autoría a Leonardo da Vinci. Según ellos, la imagen habría sido producida con la ayuda de una linterna mágica, un dispositivo de proyección simple y compuestos de plata sensibles a la luz aplicados sobre la tela. Esta teoría se apoya en el parecido que algunos encuentran entre el famoso autorretrato de Leonardo y la imagen del sudario, pese a que Leonardo nació varios siglos después de la primera aparición documentada de la sábana, si consideramos que la sábana de Turín es la misma que la de Edesa, cosa que algunos expertos dudan.

Los principales defensores de esta teoría son Lillian Schwartz (consultora gráfica de la School of Visual Arts en New York, quien se hizo conocida en los años ochenta por pretender que la Mona Lisa era un autorretrato de Leonardo), Lynn Picknett (investigadora), Nicholas Allen (profesor en Historia del Arte de la Nelson Mandela Metropolitan University en Sudáfrica, quien sostiene que la prueba de que el sudario fuese una fotografía de Da Vinci sería que se encontraran rastros de sulfato de plata en el sudario) y Larissa Tracy (profesora de la Longwood University en Virginia). Todos ellos afirman que Leonardo tenía todos los conocimientos necesarios en anatomía y los materiales para fabricar una primitiva cámara oscura como para fabricar un sudario falso que reemplazaría a la falsa reliquia de mala calidad que estaba en posesión de la familia Saboya desde 1453.

Pintura
En 1979 Walter McCrone, un miembro del equipo STURP , concluyó que la imagen estaba compuesta por partículas de pigmentos. Las fibras disponibles para el estudio de las manchas fueron aquellas que quedaron pegadas a una treintena de cintas adhesivas que se aplicaron a secciones diferentes de la tela en el año 1978 por el STURP. Según McCrone, los pigmentos son una mezcla de témperas rojo ocre y bermellón. Su grupo de óptica electrónica publicó en cinco artículos los resultados de estos estudios en revistas revisadas por científicos.

Tras conocer la noticia, STURP le retiró las muestras y le reemplazaron por otros científicos. En palabras de McCrone, le «expulsaron» de STURP. McCrone fue uno de los mayores defensores de la teoría de que el Sudario es falso. Raymond Rogers, químico de Los Alamos National Laboratory, University of California, poseedor durante un cuarto de siglo de las muestras de la Sábana Santa, no pudo corroborar (observando con un microscopio de luz polarizada similar al que había utilizado McCrone) los hallazgos de pigmento de óxido de hierro sobre esas mismas muestras. Tampoco pudo hacerlo el experto Joe Kohlbeck de la Hercules Corp. al que Rogers solicitó colaboración.

Otros análisis microscópicos de las fibras parecen indicar que la imagen se limita estrictamente a la capa de hidratos de carbono, sin capas adicionales de pigmentos a la vista. Los partidarios de la autenticidad del sudario replican que ninguna técnica conocida de pintura a mano puede aplicar un pigmento con semejante nivel de control sobre una superficie de fibras nanométricas[cita requerida]. Sin embargo, las hipótesis de algunos autores críticos, como Nickell o Garlaschelli, no suponen que la imagen fuera pintada tal como la conocemos. Ellos piensan que lo que vemos son restos o una marca de una pintura original que, según testigos de la época, aparecía entonces como “pintada hoy mismo”.

Máscara solar (teoría de la sombra)
En marzo de 2005, Nathan Wilson, profesor del Nuevo Instituto de San Andrés, hizo público en un artículo de la revista Libros y Cultura que había fabricado un símil de la imagen de la sábana exponiendo lino negro al sol durante diez días, bajo una lámina de cristal sobre la que se había pintado una máscara del positivo. Su método, aunque rudo y preliminar, atrajo, sin embargo, la atención de varios sindologistas, especialmente de Raymond Rogers, del equipo STURP original, y del Dr. Antonio Lombatti, fundador de la revista Approfondimento Sindone. El método de Wilson destaca porque no requiere conjeturas sobre técnicas medievales desconocidas y por ser compatible con las afirmaciones de que no hay pigmentos en la tela. No obstante, el experimento no se ha repetido, y las imágenes deben pasar todavía por análisis químicos y microscópicos. Surgen también dilemas sobre la disponibilidad de un cristal medieval lo bastante grande para crear la imagen, el coste desmesurado que tendría y la compatibilidad del método con la afirmación de Fanti de que la imagen original es de doble cara.

Segunda imagen en el reverso de la tela
Durante la restauración de 2002, la vista de atrás de la tela fue fotografiada y escaneada por primera vez. El diario del Instituto de Física de Londres publicó un artículo contrastado por científicos sobre este tema el 14 de abril de 2004, escrito por Giulio Fanti y Roberto Maggiolo, de la Universidad de Padua (Italia). Describen la imagen del reverso como mucho más tenue, formada principalmente por la cara y las manos. Como en la imagen frontal, es enteramente superficial, estando la coloración limitada a la capa de hidratos de carbono. Las imágenes se correlatan con las del otro lado de la tela. No se detecta ninguna imagen en la sección correspondiente a la vista dorsal de la sábana.

Los que apoyan la teoría de la reacción Maillard, argumentan que es menos probable que los gases penetraran toda la tela por la parte dorsal, ya que el cuerpo estaría depositado en una repisa de piedra. La segunda imagen hace al mismo tiempo menos probable la teoría fotográfica.

Sin embargo, en la conferencia de Dallas de 2005, Monseñor Ghiberti (Presidente de la Comisión Diocesana de la Sindone) y la Sra. Flury-Lemberg (restauradora de la misma -Cfr. supra), negaron tajantemente que se hubiera observado nada parecido a lo que pretenden Fanti y Maggiolo. Mario Latendresse, comentando estas declaraciones, advierte que el trabajo de los dos autores italianos se basa en fotografías de poca calidad y carece de algunos datos relevantes, por lo que es muy difícil que pueda confirmarse.

Análisis del Sudario
Datación radiométrica
En 1988, la Santa Sede permitió a tres centros de investigación independientes realizar exámenes de radiocarbono sobre un trozo extraído de una esquina del sudario. El lugar de toma de las muestras fue seleccionado tras un meticuloso estudio por los expertos textiles profesor F. Testore, del Departamento de Ciencias de los Materiales de la Universidad Politécnica de Turín y G. Vial, del Museo de Tejidos y el Centro Internacional de Estudios de Tejidos Antiguos de Lyon, bajo la supervisión de Michael Tite, Jefe del Laboratorio de Investigación del Museo Británico. Se enviaron tres muestras del sudario a tres laboratorios diferentes, la Universidad de Oxford, la Universidad de Arizona y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, junto con tres muestras de tejido procedente de una tumba egipcia datada en 1100 a.C., de vendas de una momia de 200 a.C. y de la capa de Luis IX, del siglo XIII d.C. Los laboratorios no tenían conocimiento de a qué tela pertenecía cada muestra. De esta manera se podía comprobar la fiabilidad de las técnicas utilizadas (cada laboratorio usó una técnica diferente) en telas con historias y posibles contaminaciones parecidas a las del sudario, fuera cual fuera su edad. Los tres laboratorios dataron correctamente las muestras de control y coincidieron en fechar la tela entre los siglos XIII y XIV (1260-1390).7 La Iglesia Católica aceptó la datación realizada.

En 2002, Ray Rogers, experto en química del equipo STURP y socio retirado del Laboratorio Nacional de Los Álamos, postuló que la muestra cortada del Sudario de Turín en 1988 habría sido tomada de un área del lienzo que había sido vuelta a tejer durante la Edad Moderna. En dicha área se habría mezclado (de manera muy sutil –imperceptible a la vista-), tejido moderno con lino antiguo, comprometiendo de esta manera la prueba de datación. Cinco semanas antes de su muerte, Rogers escribió un trabajo, basado en muestras que, según su tesis, eran los 32 hilos que él mismo había obtenido con cintas adhesivas en 1978 cuando estaba en el STURP, una muestra tomada por el experto textil Gilbert Raes en 1973, de una esquina adyacente a la utilizada para la datación por C-14, la cual le fue entregada en 1979 por el profesor Luigi Gonella y otra muestra más proveniente del centro de la cual fue utilizada para la datación, que Gonella le habría otorgado en el 2003, ya que el 21 de Abril de 1988, obtuvo el permiso del Cardenal Ballestrero para obtener muestras del sudario. Thermochimica Acta aceptó el análisis de Rogers en enero del 2005.

Por otra parte Gilbert Raes, experto textil al cual le fue permitido cortar una muestra del sudario de una esquina adyacente a la que fue utilizada para la datación, reportó que había fibras de algodón (posiblemente de tipo herbaceum Gossypium) entrelazadas con el lino.

Poco antes de morir en marzo del mismo año, Rogers pidió a su amigo Robert Villarreal, con el cual trabajaba en el laboratorio de Los Álamos, que confirmara o descartara sus descubrimientos. Villarreal envió las muestras proporcionadas por Rogers al laboratorio para ser analizadas y se descubrió que una fibra estaba empalmada con un mordiente (sustancia gomosa usada durante siglos para fijar tintes).

En su informe Villarreal, en contra de lo que habían mantenido Raes, Rogers y otros que habían observado las muestras Raes, concluye que están compuestas completamente de algodón, no lino.

La tesis de Rogers ha sido también corroborada por el experto en microscopía John L. Brown, Otros autores, partidarios y contrarios a la autenticidad, no admiten las tesis de Rogers. Como P. Berger, S. Schafersman, M. Antonacci o I. Wilson, que cuestionan la procedencia de las muestras, hallan errores en los cálculos, piensan que el método de datación por vanilina que utilizó Rogers no es fiable y/o no creen que existieran remiendos en la zona de las muestras.

En la Conferencia de Dallas de 2002, el Dr. Alan Whanger presentó un documento con fotos de rayos X de diversas anomalías del área de la muestra C-14. Benford y Marino han presentado como evidencia a favor de la existencia de una reparación invisible un comunicado personal del Sr. Michael Ehrlich, propietario y presidente de “Without A Trace”, (compañia que proporciona servicios de zurcido invisible), en el sentido de que los artesanos de la Edad Media eran capaces de realizar un entretejido que reparaba los tejidos de una manera invisible. Según Benford y Marino, Flury-Lemberg desconocería esta técnica “mágica”.

Sin embargo, en un artículo de 2007 Flury-Lemberg descalificó la opinión mantenida por Ehrlich que, según ella, era un mero reclamo comercial para un remiendo que era visible a ojos de expertos como los que seleccionaron la muestra en 1988 e imposible de realizar en tejidos livianos como el lino.

Flury-Lemberg, experta en conservación de tejidos, afirmó no haber encontrado ningún rastro de parches u otro tipo de remiendos con ocasión de los trabajos de restauración 2002. En su artículo, basándose en la observación y análisis de la tela por las dos caras, rechazaba la teoría del remiendo invisible que había servido de base a los trabajos de Rogers.

En noviembre de 2008 el canal estadounidense Discovery Channel realizó un documental exponiendo la tesis de Rogers.

En 2010, Timothy Jull y Rachel A. Freer-Waters, de la Universidad de Arizona, analizaron una muestra del tejido que había quedado de reserva en el laboratorio de Tucson tras la datación de 1988. El estudio se limitó a constatar que no había alteraciones del tejido que permitieran suponer que la datación se había hecho con material diferente del lienzo.

Residuos bacterianos
Uno de los primeros argumentos usados para cuestionar la datación fue el de los residuos bacterianos, ya que hay varios ejemplos de objetos antiguos cuya datación resultó ser inexacta, especialmente en los orígenes de la radiometría. El caso más notable se dio en 1970, cuando se dataron los huesos de una momia del Museo Británico unos 800–1000 años antes que su envoltura. Hay que tener en cuenta también que la esquina utilizada en la datación habría sido más manoseada que el resto de la tela, subiendo el riesgo de contaminación por bacterias y otros residuos. Las bacterias y sus desechos (bacterias muertas y subproductos) contienen carbono, lo que acercaría a nuestros días la fecha radiométrica. Esta hipótesis es fundamentalmente defendida por Leoncio Garza-Valdes.

El físico nuclear Harry E. Gove, de la Universidad de Rochester, inventor del método de datación por radiocarbono que se utilizó en 1988, admitió la posibilidad de una capa bioplástica que hubiera falseado la datación. Según Gove, si esta cubierta fuera lo bastante gruesa, podría haber producido unas fechas más recientes que las reales. Sin embargo, en Relic, Icon or Hoax? Carbon Dating the Turin Shroud y en A problematic source of organic contamination of linen, el mismo Gove determinaba que los estudios realizados eran parciales, inconcluyentes y no aplicables al lienzo de Turín. Rodger Sparks (neozelandés experto en radiocarbono) y otros científicos han opinado que para que una contaminación bacteriana medieval produjera un error de trece siglos, haría falta una capa bioplástica del doble del peso de la muestra. Ya que esto puede detectarse fácilmente, se examinaron varias fibras en el Centro Nacional de Excelencia de la Fundación de Ciencias de Espectrometría de Masas en la Universidad de Nebraska. El examen piro-másico-espectrométrico no detectó ningún tipo de polímero bioplástico en las fibras, ya fueran éstas de la imagen o de otras zonas del sudario. A su vez, el análisis de micro-sondas láser Raman efectuado en Instruments SA, Inc. en Metuchen (NJ), arrojó también un resultado negativo.

En 2010, un estudio de estadística cuestionó el tratamiento de los datos obtenidos de las diferentes submuestras por los tres laboratorios.

Propiedades químicas de la muestra
En un estudio llevado a cabo por Anna Arnoldi (de la Universidad de Milán) y Raymond Rogers (miembro retirado del Laboratorio Nacional de Los Álamos de la Universidad de California) se lanzó otro argumento en contra de los resultados de los exámenes radiométricos.

Por medio de un análisis del espectro de fotografías ultravioletas determinaron que el área del sudario del que se extrajeron las muestras difiere químicamente del resto de la tela. Mencionan la presencia de tintes de raíz Madder y óxido de aluminio (un agente fijador) exclusivamente en dicha esquina, y concluyen que esa parte fue cosida a la sábana en algún momento de su historia. Estas reparaciones habrían sido hechas con materiales recientes, con mayor concentración de carbono que la tela original.

Los exámenes microquímicos del área también hallan rastros de vanilina, ausentes en el resto de la tela. La vanilina se origina por la descomposición térmica de la lignina, un polímero complejo integrante del algodón. Este producto suele encontrarse en materiales medievales, pero no en prendas más antiguas, ya que disminuye con el tiempo. Por ejemplo, no se halló vanilina en los envases de los Manuscritos del Mar Muerto.

Raymond Rogers, en un artículo del 20 de enero de 2005 de la revista Thermochimica Acta, ofrece una aparente prueba química de que la muestra cortada del Sudario en 1988 no era válida. En el mismo artículo, su resolución de la cinética de la pérdida de vanilina apunta a que el sudario tiene entre 1300 y 3000 años de antigüedad. Sin embargo, Berger y Schafersman mantienen que el método de la vanilia ni es fiable ni ha sido utilizado nunca para determinar la fecha de artefactos antiguos. Para una crítica más general del trabajo de Rogers Cf. 

Datación radiométrica
Posiblemente sólo podrá zanjarse este aspecto de la controversia con más exámenes radiométricos, que actualmente la Santa Sede prohíbe por el sacrilegio que supone dañar la reliquia. Rogers sugiere en su artículo de 2005 que para la datación podría utilizarse el carbón de las piezas chamuscadas que se extrajeron en la restauración de 2002, si se lavaran con ácido nítrico concentrado.

Análisis histórico de materiales
Gran parte de la investigación reciente se ha centrado en las marcas de agua y quemaduras. Las quemaduras más grandes provienen claramente del incendio de 1532 (hay otras menores en forma de L que debieron originarse en algún momento anterior), y se supone lo mismo para las marcas de agua.

Sin embargo, en 2002, Aldo Guerreschi y Michele Salcito presentaron un escrito en París durante el IV Simposio Científico Internacional, opinando que muchas de esas marcas debían de ser más antiguas, porque las simetrías se corresponden más con el plegado que se requiere para guardar la tela en una jarra de barro (como las muestras de tela en Qumram) que para hacerlo en el relicario que la hospedó en 1532.

Según la experta restauradora de textiles Mechthild Flury-Lemberg hay un zurcido en la sábana idéntico a un tejido del siglo primero, que era exclusivo de la fortaleza de Masada junto al Mar Muerto. Su patrón de hilado, un entretejido 3:1, es el propio del diseño sirio de la época, según la apreciación de Gilbert Raes, del Instituto Ghent de Tecnología Textil en Bélgica. Flury-Lemberg expuso que «la tela de lino del Sudario de Turín no exhibe técnicas de tejido ni costuras que contradigan su origen como producto de gran calidad de los obreros textiles del siglo primero».

Para una crítica de las afirmaciones de Flury-Lemberg Cf. Rastros de sepultura judía
Estudio forense médico y biológico
Detalles de la técnica de la crucifixión

Los partidarios de la autenticidad del sudario sostienen que es improbable que un falsificador medieval estuviera al tanto de algunos detalles técnicos de un método de ejecución abandonado casi por completo desde hacía siglos. La perforación de las muñecas en vez de las palmas va en contra de la iconografía tradicional cristiana, sobre todo la medieval, pero el Dr. Pierre Barbet creyó que los condenados a la cruz eran clavados habitualmente por las muñecas como en la imagen del Sudario de Turín y esto no era algo de común conocimiento en la Edad Media. Respecto a la posición de los clavos existe una polémica en torno al único esqueleto de un crucificado que se ha encontrado. El arqueólogo Nicu Haas pensó haber encontrado rastros de clavos entre el húmero y radio, pero una revisión posterior de Zias y Sekeles afirmó que los indicios eran insuficientes y mantuvo la hipótesis de cuerdas en las manos, en lugar de clavos.

La teoría del Dr. Pierre Barbet, fue criticada por el Dr. Frederick Zugibe, y por el arqueólogo Joe Zias. El primero demostró que es imposible que un clavo pasara por el espacio Destrot, como pretendía el Dr. Barbet. Y Zias advierte de que los crucificados en el Imperio Romano no pendían de las muñecas, sino que, para alargar la agonía, se les colocaba un soporte (“sedile” y otros).

Manchas de sangre
En la sábana se localizan varias manchas rojizas que asemejan sangre. El químico Walter McCrone (ver arriba) las identificó como meros pigmentos e informó de que ninguno de sus exámenes de las muestras encontró presencia de sangre.

La tonalidad de rojo de estas supuestas manchas de sangre plantea serias dudas. Normalmente, las manchas de sangre se decoloran en relativamente poco tiempo hasta adquirir en su totalidad un tono parduzco, mientras que las del sudario abarcan del rojo puro al marrón habitual. Los defensores del sudario contestan que las manchas no provinieron de heridas abiertas, sino del líquido exudado por coágulos, aunque eso no resuelve el problema del color. En casos de traumas graves (como el del hombre del sudario), este líquido estaría compuesto por bilirrubina y hemoglobina oxidada, la cual permanecería por siempre roja. Adler y John Heller afirmaron haber hallado bilirrubina y albúmina en las manchas. Sin embargo, se desconoce si las manchas se produjeron al mismo tiempo que la imagen, que tanto Adler como Heller atribuyen al envejecimiento prematuro del lino.

Los análisis de Adler y Heller han sido criticados por John F. Fischer. Este analista forense critica la validez de los análisis de sangre que hicieron Adler y Heller porque no son específicos y pueden dar positivos falsos y la hipótesis de coloración por bilurrubina, ya que no ha sido demostrada empíricamente.

Granos de polen
Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén informaron de la presencia de granos de polen en las muestras, pertenecientes a especies primaverales de Palestina. No obstante, los investigadores Avinoam Danin y Uri Baruch trabajaron con muestras provistas por Max Frei, un criminólogo retirado de la policía suiza. Una revisión independiente descubrió que, de las 26 cintas adhesivas usadas para tomar muestras, 25 apenas contenían restos de polen y casi todos se encontraban en una sola cinta, lo que podría ser un indicio de manipulación o, al menos, de contaminación. Posteriormente, el Prof. Danin retiró su apoyo a las identificaciones de pólenes hechas por Frei.

Danin y Baruch también detectaron siluetas de distintas flores en la tela. Basándose en las especies identificadas, han sugerido que deben provenir del entorno de Jerusalén, en los meses de marzo o abril. En el área frontal, la que correspondería a la corona de espinas, hallaron vestigios de Gundelia tournefortii, que en el área de Jerusalén es exclusiva de este periodo del año. Este análisis está basado en la interpretación de varios patrones en el sudario como plantas particulares. Aunque los escépticos aducen que, debido a lo confuso de las imágenes disponibles, no es posible decantarse inequívocamente por una especie concreta de planta.

Gaetano Ciccone, analizando los muchos puntos oscuros del trabajo de Frei, la utilización de fotos ajenas como propias, la imposibilidad de ciertas afirmaciones, etc., concluye que en sus estudios hay algo más que incompetencia o superficialidad. Igualmente crítico, aunque menos drástico en las conclusiones, es Vaughn Bryant, en su recensión del libro de Danin et allia. Este autor extiende su escepticismo a los trabajos de Danin y Baruch, que encuentra insuficientemente fundamentados.

Sudario de Oviedo
En la ciudad de Oviedo se guarda un pequeño paño de lino manchado de sangre, venerado como una de las prendas funerarias descritas en Juan 20:7. El Evangelio de Juan menciona un «sudario» (σουδαριον: [soudarion]) que cubría la cabeza, y una «prenda de lino» o «vendajes» (οθονιον: [ozonion]) cubriendo el cuerpo. Se cuenta que el sudario de Oviedo (conocido también por pañolón de Oviedo) fue la prenda que cubrió entonces la cabeza de Jesús.

En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Su localización en fechas anteriores es más incierta, aunque algunos estudiosos lo sitúan en el Jerusalén del siglo I.

Un estudio de 1997 de Mark Guscin, miembro del equipo de investigación del Centro Español de Sindología, investigó la relación entre ese sudario y la sábana. Basándose en la historia, patología forense, composición sanguínea (supuestamente de tipo AB, como la de la sábana) y patrones de las manchas, concluyó que ambas prendas cubrieron la misma cabeza en dos momentos distintos, pero próximos entre sí. Avinoam Danin (ver arriba) asintió con este análisis, añadiendo que los granos de polen del pañolón coinciden con los de la sábana.

Los incrédulos sostienen que el argumento es espurio. Puesto que niegan las manchas de sangre en la sábana, las del pañolón son irrelevantes. El argumento sobre el polen está también muy debilitado por el descrédito del trabajo de Frei sobre la sábana, ya que trabajó con muestras alegadamente contaminadas. El polen de Jerusalén podría haber llegado al sudario por muy diversas vías y, en todo caso, sólo indicaría la procedencia de la tela, no su fecha de creación.

Una datación de radiocarbono hecha pública en 200773 reveló que el pañolón es de origen medieval. Entre los siglos VII y IX.

Procesamiento digital de la imagen
Varios estudiosos han aportado multitud de nuevos detalles al utilizar técnicas de procesamiento digital sobre la imagen.

En 1978, el STURP (Shroud of Turin Research Project: proyecto para la investigación del sudario de Turín) investigó la Sábana Santa. En 1981 publicó su informe final, en el cual se dice: «No hay métodos químicos o físicos conocidos capaces de dar cuenta de la totalidad de la imagen [...]. La respuesta a la cuestión de cómo se produjo la imagen o qué produjo la imagen es ahora, como en el pasado, un misterio».

En 1981 el padre Francis L. Filas aseguró haber detectado imágenes de monedas en los dos ojos. Según su estudio, la derecha pertenecería a una moneda de cobre romana realizada en Jerusalén entre los años 29 a. C. y 30 d. C., mientras que la izquierda asemeja una moneda de lituus del reinado de Tiberio.

En el siglo I fue costumbre poner monedas al cerrar los ojos a los muertos, razón que explicaría la presencia de las monedas. Algún error ortográfico de las monedas se ha encontrado en varios ejemplares no ligados con la sábana. Su teoría fué debatida por Antonio Lombatti y Alan Whanger en "Doubts Concerning the Coins Over the Eyes".

Gian Marco Rinaldi publicó en el boletín de CICAP una crítica detallada con abundante material gráfico. Rinaldi afirma que la costumbre de poner monedas en los ojos no era hebrea y menos poner monedas imperiales en un cadáver de un judío religioso. También compara las fotografías que usó Filas con otras de mayor resolución, en las que desaparece la imagen del leptón.

En 1979, Piero Ugolotti dijo haber hallado caracteres griegos y latinos próximos a la cara, que fueron estudiados posteriormente en 1997 por André Marion y su alumna Anne Laure Courage, del Institut d’Optique Théorique et Appliquée d’Orsay (Instituto de Óptica Teórica y Aplicada de Orsay).

En el lado derecho encontraron las letras ΨΣ ΚΙΑ, que ellos interpretaron como ΟΨ—ops ‘cara’ + ΣΚΙΑ—skia ‘sombra’, aunque no aparece la primera letra. El problema de esta interpretación es que es gramaticalmente incorrecta, pues en griego «cara» debería aparecer en genitivo. A la izquierda hallaron las letras in nece (parte tal vez de in necem ibis, ‘irás a la muerte’), y ΝΝΑΖΑΡΕΝΝΟΣ— nnazarennos (una forma penosa de escribir ‘nazareno’). Los científicos detectaron otras muchas «inscripciones», pero según Mark Guscin, solamente una de ellas podría estar escrita en griego o latín: ΗΣΟΥ que es el genitivo de «Jesús», a falta de la primera letra.

Sus oponentes rechazan frontalmente estas afirmaciones, por estar los textos plagados de errores ortográficos.75 Guscin concuerda con ellos en que estos detalles se han extraído de interpretaciones claramente subjetivas, muy al estilo de un test de Rorschach.

El Sudario fotografiado en alta resolución
En febrero de 2008 se ha hecho público que, a petición del Vaticano, la empresa HAL9000, experta en fotografía digital de alta resolución, ha digitalizado la imagen del Sudario.[cita requerida] Por medio de la fotocomposición de 1300 fotografías, se ha generado una gigantesca imagen de 12,8 gigapíxeles, que según los técnicos que la han revisado permitirá un análisis excepcionalmente detallado de la misma, permitiendo a simple vista analizarla como si se estuviese mirando a través de un microscopio.

Como el proceso de toma de los cientos de imágenes resultó complejo, con la participación de personas y equipamiento de alto perfil tecnológico, la BBC se encargó de registrarlo en video; este material fue difundido en un documental el Sábado Santo del año 2008.

Crítica de los textos
Esta imagen del descenso de la cruz de Giulio Clovio muestra a Jesús envuelto en una sábana similar a la de Turín.

A veces se cita el Evangelio de Juan como prueba de que la sábana es falsa, dado que en algunas traducciones se habla de «fajas», «lienzos», o «vendas» que cubren el cuerpo: «Tras él llegó Simón Pedro, que entró al sepulcro, y encontró en el suelo las vendas de lino [othonia]; y el sudario [sudarium] que había estado sobre su cabeza, no yacía junto a las vendas, sino que estaba recogido en un lugar aparte» (Juan 20:6-7). Según los partidarios del sudario, los «lienzos» o «vendas» serían la Sábana de Turín, mientras que el «sudario» sería el Sudario de Oviedo.

El Evangelio de Juan dice también: «Llegó Nicodemo [...] y trajo una mezcla de mirra y áloe, como unas cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos y aromas, según la costumbre judía de sepultar» (Juan 19:39-40). No se han encontrado rastros de especias en el sudario. Frederick Zugibe, inspector médico, informó que el cuerpo del hombre del sudario parecía haber sido lavado antes de envolverlo.78 Es raro que esto suceda después de la unción, por lo que algunos defensores sugieren que éste habría sido una prenda preliminar que fue reemplazada posteriormente para la unción, ya que debido al sabbath no quedaba tiempo suficiente para ello. Sin embargo, no hay pruebas palpables que respalden estas teorías. Otros han supuesto que las imágenes de pétalos detectadas por Danin podrían ser de hierbas que se habrían arrojado sin más sobre el cuerpo por la falta de tiempo de preparación que narra el Nuevo testamento, con la llegada el domingo de las mujeres, supuestamente para completar los ritos de unción del cuerpo.

Análisis artístico
Hay muchas similitudes entre la imagen de la sábana y las representaciones pictóricas tradicionales de Jesús. Aquí se muestra el mosaico de Cristo Pantocrátor de la iglesia de Daphni, en Atenas.

La imagen del lienzo de Turin presenta rasgos del arte bizantino y gótico que han sido reconocidos por diversos autores. Paul Vignon señaló más de una docena de coincidencias en el rostro, que incluyen detalles que, según él, se podían ver en la mayoría de las representaciones bizantinas de Cristo. Dan Scavone señala como la imagen de Turín es similar a las lamentaciones del siglo XII.

Basándose en estas semejanzas, mantienen estos autores que el arte bizantino habría formado sus cánones de representación del rostro humano en la imitación del lienzo de Turín. Esto sería una prueba de su existencia anterior al siglo VI.

Noemi Gabrielli, experta que examinó la tela en 1973, la consideraba una obra de un artesano renacentista.

 Ella creyó observar en la imagen técnicas similares al sfumato de Leonardo Da Vinci, sin llegar a atribuirle la tela personalmente. Sobre esta base lanzó la hipótesis de que la tela original pudiera haber sido sustituida a finales del siglo XV, idea que fue recogida por Lynn Picknett y Clive Prince para atribuir la imagen al propio Leonardo, del que sería un autorretrato.

Otros autores, como Denis Dutton, o Gregory S. Paul, encuentran la relación más bien con el gótico que con el arte bizantino. Para estos autores, la posibilidad de que el arte haya imitado una figura desconocida en la Antigüedad es prácticamente nula. Más bien consideran las semejanzas como una prueba contraria a la autenticidad, siendo el artista que hizo el sudario el que siguió modelos artísticos de su época. William S. A. Dale, experto de la National Gallery of Otawa, señala el extraordinario parecido del lienzo de Turín con el Epitaphios serbio de Milutin Uros (1300 aprox.), lo que, a su juicio fecharía el primero a partir de finales del siglo XIII.

Ciertas desproporciones anatómicas, que no son compatibles con una representación realista de un cuerpo humano, han sido señaladas como prueba de que la imagen de Turín es una obra iconográficamente asimilable al arte bizantino o bizantinizante. Por ejemplo, la longitud desmesurada de los dedos.

La posición de los clavos en las manos ha suscitado una polémica en relación con su palusibilidad artística que puede verse en el apartado Detalles de la técnica de crucifixión.

Análisis de perspectiva óptica
Una objeción más a la sábana gira en torno al llamado asunto de la proyección de Mercator. La sábana muestra una imagen tridimensional proyectada sobre una superficie bidimensional plana, como las pinturas y fotografías. Una auténtica sábana mortuoria, en cambio, tendría una disposición casi cilíndrica sobre la superficie tridimensional de la cara, o aún más irregular, si cabe. La imagen resultante presentaría una distorsión lateral antinatural, con un brutal ensanchamiento a los lados, en vez de la típica imagen fotográfica que cualquier observador esperaría; y menos aún una imagen tan excesivamente alargada como la de la tela.

Los investigadores estadounidenses Stevenson y Haberman en su libro Dictamen sobre la Sábana Santa ofrecían un análisis comparado de las distintas teorías de formación de la imagen de acuerdo con lo observado en el lienzo



Esta tabla, confeccionada en 1981, habría quedado obsoleta. No distingue entre hechos y teorías en la primera columna. Y determinados trabajos con pigmentos u otros han producido imágenes que cumplen las características de superficialidad, tridimensionalidad, etc. Por ejemplo: Henri Broch, 1985; E. Craig y R. Breese, 1994; L. Garlaschelli, 2010.

El Sudario en la Iglesia Católica

La Sábana Santa, Catedral de Turín
La Iglesia Católica, propietaria del sudario, no ha afirmado públicamente que se trate de la sábana mortuoria de Cristo, ni de que no se trate de un fraude. Esta cuestión se ha dejado a la decisión de cada uno. En 1998, el papa Juan Pablo II declaró que «puesto que no es una cuestión de fe, la Iglesia no debe interceder en estas lides. A los científicos corresponde la tarea de continuar investigando, para alcanzar respuestas adecuadas a las preguntas unidas a este sudario».[cita requerida] Él mismo mostró estar profundamente motivado por la imagen del sudario, organizando exhibiciones públicas en 1998 y 2000.

Como la imagen en sí es motivo de oración y meditación para muchos creyentes, es improbable que ni siquiera una prueba rotunda de que la imagen no procede del siglo I pudiera acabar con su devoción. La sábana se convertiría entonces en un símbolo de la crucifixión. El papa Juan Pablo II la llamó «el símbolo del sufrimiento de los inocentes de todos los tiempos».

La Casa de Saboya otorgó el Sudario a la Iglesia Católica en 1983.

Algunos han comentado que, de demostrarse finalmente la igualdad entre el Sudario y la Imagen de Edesa, la Iglesia no tendría ninguna autoridad moral para retenerlo, y se vería obligada a devolvérselo al Patriarca Ecuménico, o alguna otra corporación Ortodoxa oriental, ya que, en ese caso, sería el mismo que fue robado a los Ortodoxos en algún momento de las Cruzadas.

Algunos ortodoxos rusos opinan que con la caída de Constantinopla, el título de Emperador pasó a pertenecer a Rusia, lo que les otorgaría derechos preeminentes sobre el sudario.

Ficción
  • Alexander Lohner: Das Jesustuch. Aufbau, Berlin 2005, ISBN 3-7466-2122-4. Novela basada en el supuesto de que la Sábana Santa fue fabricada en 1270, en medio del conflicto religioso entre el cristianismo, el judaísmo y el islam.
  • Patrick Roth: Corpus Christi. Suhrkamp, Frankfurt a.M. 1996, ISBN 3-518-39564-5. Trilogía sobre la historia de Tomás, el incrédulo discípulo de Jesús, y su recorrido hasta encontrar la verdad de su fe.
  • Julia Navarro: La Hermandad de la Sábana Santa. DeBOLSILLO, Barcelona, 2007 ISBN 978-84-9793-527-2. Bestseller publicado en 2004 y traducido a varios idiomas acerca de una hermandad secreta, encargada de custodiar la verdadera Sábana Santa, de la cual la expuesta en Turín sólo sería una copia.
  • Salomón Derreza: Los fragmentos infinitos. Lulu, 2011; ISBN 978-0-557-38761-8. Novela de suspense basada en los resultados de los análisis de Leoncio Garza-Valdés,92 en la que, por encargo del Vaticano, el ADN conservado en la Sábana Santa sirve para clonar a Jesús, quien crece ignorante de su origen.

Referencias
  • ↑ Robert Bucklin: «The Shroud of Turin: a pathologist’s viewpoint», en Legal Medicine Annual, 1982;
  • Frederick Zugibe: The crucifixion of Jesus: a forensic inquiry. M. Evans Publ., 2005.
  • ↑ William Meacham, The Authentication of the Turin Shroud: An Issue in Archaeological Epistemology, Current Anthropology, Volume 24, No 3, June 1983.
  • ↑ Joan Carroll Cruz, OCDS (2003): Saintly men of modern times (pág. 200); ISBN 1-931709-77-7.
  • ↑ Nickell, Joe (1998). Inquest of the Shroud of Turin. New York: Prometeus Books. pp. 111ss..
  • ↑ Shroud.com (resumen de las conclusiones de STURP, de 1981; en inglés).
  • ↑ Ashall, Frank. Remarkable Discoveries!. Cambridge University Press. p. 36. ISBN 0521589533.
  • ↑ a b Damon, P. E.; D. J. Donahue, B. H. Gore, A. L. Hatheway, A. J. T. Jull, T. W. Linick, P. J. Sercel, L. J. Toolin, C. R. Bronk, E. T. Hall, R. E. M. Hedges, R. Housley, I. A. Law, C. Perry, G. Bonani, S. Trumbore, W. Woelfli, J. C. Ambers, S. G. E. Bowman, M. N. Leese, M. S. Tite (1989-02). «Radiocarbon dating of the Shroud of Turin». Nature 337 (6208):  pp. 611–615. doi:10.1038/337611a0.
  • ↑ Rodríguez Saldaña, A. La conservación y restauración de la síndone, http://www.lasabanasanta.org/docs/restauracion.pdf
  • ↑ Mark Guscin (2004). «The sermon of Gregory Referendarius"» (en inglés) págs. 13.
  • ↑ «Addendum to Translation of Sermon by Gregory Referendarius».
  • ↑ a b La Sindone e le storie impossibili (2), Approfondimento Sindone, 2010
  • ↑ Forme e vicende del Mandilio di Edessa secondo alcune moderne interpretazioni, en Adele Monaci Castagno ed., Sacre impronte e oggetti «non fatti da mano d’uomo» nelle religión, Atti del Convegno Internazionale – Torino, 18-20 maggio 2010
  • ↑ Monaci Castagno, Ibid, p. 254
  • ↑ Daniel Scavone et allia: Deconstructing the "Debunking" of the Shroud
  • ↑ Il Codice Pray
  • ↑ Altar de Lübeck, Schleswig-Holstein, siglo XIV
  • ↑ Acheiropoietos Jesus Images in Constantinople: the Documentary Evidence, The Shroud of Turin Story Guide to the Facts 2006, http://www.shroudstory.com/scavone/scavone1.htm, p. 7
  • ↑ Cf.: http://sindone.weebly.com/articoli.html.
  • ↑ The Shroud, the Knights Templar and Barbara Frale
  • ↑ Jean-Michel Maldamé: Le Saint Suaire ou Linceul de Turin; étude historique, théologique, philosophique et scientifique, Domuni, 2005, apartado 3. Contiene un amplio extracto en francés.En castellano: Modesto Hernández Villaescusa. La Sábana Santa de Turín. Estudio científico-histórico-crítico. Ed: Imprenta de Henrich y Ca. Barcelona, 1903. Págs. 265-272.
  • ↑ Ulysse Chevalier: Le Saint Suaire de Turin. Histoire d'une relique, Paris, Alphonse Picard, 1902, p. 15.
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  • ↑ Petrus Soons, The Shroud of Turin, the Holographic Experience, p. 7
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Bibliografía
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  • Zugibe, Frederick: «The man of the shroud was washed», Sindon N. S. cuatrimestre 1, junio de 1989.

Enlaces externos
  • Páginas que creen que el sudario es de origen natural o sobrenatural
  • La Página del Sudario de Turín Una página no oficial del sudario administrada por el Dr. Barry Schwartz, científico agnóstico quien fuera miembro del equipo "Shroud of Turin Research Project" (STURP) que investigó el sudario entre 1978 a 1981.
  • Discurso del papa Juan Pablo sobre el sudario
  • La Historia del Sudario de Turín (en inglés)— Una Guía de Hechos
  • Plataforma de Información del Sudario de Turín (en inglés, francés y aleman)
  • El Sudario de Turín: Prueba de la Resurrección (en inglés) Una colección de ensayos y artículos.
  • "¿El Sudario de Cristo?" (en inglés) (Un episodio de "Secretos de los Muertos" en PBS)
  • "La 'Sangre' del Sudario de Turín: ¿Sangre o Pintura? Una historia de Indagación Científica" (en inglés)
  • "Un Estudio Científico Forense del CSI de las Imágenes de Jesús en el Sudario de Turín" (en inglés)
  • "Medicina Forense y el Sudario de Turín" (en inglés)
  • "El Sudario de Turín y el Ridículo Escéptico" (en inglés)
  • The Shroud Center of Southern California, página administrada por el científico católico August Accetta

Páginas que creen que el sudario es manufacturado, o no está asociado con Cristo
  • La Página Escéptica del Sudario de Turín Incluye una lista de enlaces sobre ambos puntos de vista
  • Diccionario Escéptico: El Sudario de Turín Un artículo en estilo enciclopédico.
  • Presentación de los hallazgos del Instituto de Investigación de McCrone Declaración de que el sudario es una pintura.
  • ShadowShroud.com Informe de Nathan Wilson y su método para imitar el sudario.
  • Comité para la Investigación Científica de lo Paranormal Un sumario de reivindicaciones escépticas.
  • Más del Comité para la Investigación Científica de lo Paranormal
  • Live Science Numerosos hallazgos científicos
  • Reproducen la Sábana Santa y demuestran que es falsa, según un experto


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La aparición de la tela
En el año 1353 un caballero llamado Geoffroi de Charny del pequeño pueblo francés de Lirey, dice tener el sudario que cubrió el cuerpo de Cristo en su lecho de muerte, con su imagen grabada.
Jamás dirá su procedencia pues dice no poder revelarla. La tela presenta una imagen borrosa e impronta del cuerpo de un hombre terriblemente torturado.
Primeros estudios forenses
A mediados de 1930, un reconocido médico forense Pierre Barbet declarado agnóstico realizó los primeros estudios forenses.
Lo que llamaba la atención de la imagen de la sábana, era que la herida de los clavos estaba situada en la muñeca y no en las manos como siempre había sido representado Cristo crucificado, y como estas sólo mostraban cuatro dedos, llevó a mucha gente a decir que era falsa.
El negativo oculto
En el año 1898 durante la ostensión pública que se llevó a cabo el 25 de mayo al 2 de junio con motivo de la boda de Víctor Manuel III (hijo del Rey de Italia Humberto I de Saboya propietario de la Sábana Santa), se le concedió bajo permiso real al señor Secondo Pía experto fotógrafo y abogado de profesión dos días para fotografiar por primera vez la Síndone, el día 25 y el 28 de mayo.
El carbono 14
En 1988, la comunidad científica propone una datación mediante la técnica del carbono 14, y una parte del tejido es sometido al análisis. Tres laboratorios harían la prueba de forma independiente, la zona elegida es un fragmento de una esquina de apenas 3 centímetros.
Tras realizarse las pruebas, los laboratorios atribuyeron al lino de la Síndone una cantidad de carbono 14 correspondiente a un lienzo de entre 1260 y 1390 DC.
Descubriendo la Sábana Santa
Esta es la supuesta tela que cubrió el cuerpo de Jesús de Nazaret según la tradición cristiana, en ella aparece la impronta de un hombre con signos de tortura. A la izquierda el cuerpo frontal y a su derecha su parte dorsal.
La historia también dejó su huella marcada a través de las quemaduras sufridas en un grave incendio que casi destruye la tela, pero que aún permite ver la imagen del cuerpo y el rostro, que la iconografía ha relatado a lo largo de la historia como el de Jesús de Nazaret.
La ciencia forense sí ha demostrado que esta tela en algún momento de su historia cubrió a un hombre, que sufrió una tortura que se corresponde con los datos que mantiene el cristianismo.
La coronación. La flagelación. La lanzada. Y crucifixión.
La imagen es anatómicamente correcta, sin fallo alguno.
El lienzo
Supuestamente cubrió el cuerpo de Jesús de Nazaret, en ella quedó grabada su imagen de una forma incomprensible.
El facsímile realizado por el laboratorio de Turín devela que la imagen es anatómicamente correcta, sin fallo alguno, contiene datos que no habían sido conocidos por el hombre hasta el siglo XX. Pero es la formación de la misma, a la que el hombre del siglo XXI sigue sin dar respuesta.
Ambos objetos tiene su relevancia en dos momentos claves de su existencia: Su muerte y su posible resurrección.

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